Bueno, pues le ha llegado el momento a la futura y
necesaria rotonda que nos daría la bienvenida y nos despediría en nuestro
acceso a la autovía por el kilómetro 323 o cuando procedemos de ella o de las
carreteras de Arjona y Lahiguera. Su necesidad está más que justificada, puesto
que el cruce de vehículos que se produce permanentemente a lo largo de todo el
día la hace imprescindible por el alto nivel de peligrosidad con el que nos
encontramos saliendo o entrando. Por el momento, el descontrol es total y, si
le añadimos la falta de solidaridad que mostramos los conductores al frente del
volante de nuestro vehículo, que nadie espere clemencia por su error. Por
ejemplo, la mayoría de los usuarios que entran a la ciudad desde la autovía no tienen
en cuenta este detalle, es decir, que acceden a una ciudad, y aunque se le
marca claramente en la señalización vertical que encuentra a su paso la
velocidad máxima que debe permitirle a su automóvil, es evidente que hace oídos
sordos de ello y que en muchos casos mantiene la misma que llevaba en la
autovía, lo que supone de hecho un exceso difícil de controlar si tenemos en
cuenta que por su izquierda, y con preferencia de paso claramente señalizada,
le llegan los vehículos procedentes de la otra zona de la autovía. Añádanles a
esta situación que, por tratarse de cuatro carriles expulsando y aceptando
vehículos de todo tipo y conductores con planteamientos muy diferenciados en el
tema de la preferencia, el nivel de peligrosidad se mantiene a lo largo de la
jornada, aunque destaquen las horas que corresponden a la mañana.
Por otra parte, el hecho de que la señalización
vertical no sea precisamente la adecuada, se circule por donde se circule, que
su asfaltado deja de serlo si lo comparamos con los agujeros y socavones que
ocupan los metros cuadrados que denunciamos, entenderán ustedes que el
colectivo de automovilistas estén hasta la coronilla. A todo esto, si le
añadimos el hecho de que las rotondas existentes en las zonas que conocemos
como de Los Marcos y Koipe, los accesos y el puente no cuentan con iluminación,
asegurar que el peligro es mucho mayor no creemos que nos puedan calificar de
exagerados. Por cierto, la altura que tiene la jardinería que crece
incontroladamente en la zona que delimita la entrada/salida de vehículos que se
incorporan a la autovía en dirección Córdoba, Sevilla o Arjona, por ejemplo, no
permite la visibilidad de los vehículos que se aproximan, que es lo que le
faltaba. Por tanto, estamos ante una situación que debería ser controlada desde
nuestra ciudad, que para eso se produce en su término municipal, y debería
requerir urgentemente del Estado el cumplimiento de sus obligaciones en
apartados tan importantes como los accesos, la señalización y la iluminación,
que tiempo ha tenido para ello, porque recordemos que entró en deterioro a
partir de 1992, que fue justo cuando se inauguró.
Dicho esto, añadir que la calificación de situación
insostenible nos parece la mínima si la comparamos, repetimos, con la realidad
a la que asistimos a diario. Sabemos que el gobierno municipal se interesó en
su día por este tema y creemos la tiene en cartera, pero es que no se puede
perder más tiempo en poner orden en una zona que se entretiene en distribuir
miles de vehículos al día y que la mayoría de los cruces que se producen entre
ellos son críticos. En cuanto al reasfaltado del puente y su entorno y la
iluminación, ustedes mismos. Ya está bien de vernos obligados a invertir en
amortiguadores permanentemente, porque entre lo que nos encontramos en algunas
de nuestras calles, con infinidad de pasos elevados y bandas de reducción de
velocidad, y los socavones, ¡estamos apañados!