Más de dieciocho mil lectores, cientos de “me gusta” y
otros tantos comentarios han arropado la “Fuente Sorda” del pasado día 19. Si
recuerdan, la dedicábamos a la carretera A-311, que nos une a la capital y que
tantos quebraderos de cabeza y sustos nos proporciona cada vez con más regularidad. Aunque no lo hemos hecho
nunca, en esta ocasión echaremos mano de algunos de ellos (porque todos no
sería posible, por espacio) con el único objetivo de hacer llegar a los
responsables de esta vía el pulso real de la ciudadanía que la utiliza
regularmente. Omitimos los apellidos de las personas que nos han escrito por
razones de privacidad y solo publicamos lo que creemos más enjundioso para lo
que nos ocupa, evitando los comentarios durísimos remitidos.
El primero, firmado por Francisco, nos dice que “la
carretera, por llamarla de alguna forma, está en estado deplorable y debería
cerrarse al tráfico hasta su arreglo, pues es un peligro en el estado general en
el que se encuentra. Hay varios hundimientos muy peligrosos que van a provocar
otra desgracia y otros tantos que van cogiendo forma, por no hablar del tráfico
pesado y del agrícola, que dificultan aún más la circulación. La cantidad de
ellos que hacen uso de ella, no solo para ir a Jaén o Andújar, sino, por
ejemplo, de Granda a Córdoba, aumentan el tráfico pesado y provoca un deterioro
más rápido de la vía, agravado por el nulo mantenimiento incluida la limpieza
de las cunetas, pues hay restos de accidentes desde hace años. A todo esto hay
que añadirle la mala cimentación y compactación del terreno, ya que son tierras
que se mueven y blandas, por lo que todo ello ha acelerado el estado deplorable
de la misma”.
Manolo hace lo propio, pero pide “responsabilidad al
colectivo de los automovilistas que por esta vía circulan, quejándose de que,
en general, no se respetan los límites de velocidad·. Destaca sobre todo a “aquellos
que tienen la fea y peligrosa costumbre de situarse detrás de tu coche y
someterte a presión para que aceleres, situación que genera un peligro añadido
que debemos evitar cuantos antes”. Finalmente asegura “que estas conductas es
evidente que colaboran con la
siniestralidad de esta vía”. En la misma línea, Maricarmen nos dice que “acabo
de venir de vacaciones y he pasado por esta carretera, y he podido comprobar
que se circula demasiado rápido. No se
respetan las señales y su estado no está para eso. Pocos accidentes pasan si
tenemos en cuenta lo que yo he visto hoy”. Rosa María insiste en que “es una
vergüenza que no arreglen la carretera. Muertos ya hay unos pocos, y si algunos
ocurren en verano, con buen tiempo, cuando llegue el invierno las cosas se
complicarán mucho más”. Cristina aseguró que “no se equivocó al comentar un día
con su familia que las quejas o reclamaciones que la ciudadanía ha hecho para
con esta vía no servirían nada más que para que señalizaran los innumerables
baches, desniveles y socavones que se han ido produciendo en el asfaltado, como
así ha sido. Se alegra del aumento de los vehículos pesados, porque son un
síntoma de recuperación económica, pero no por esta carretera”. Antonio, por su
parte, afirma que “a nuestros políticos se la pela, literalmente. Ellos no la
usan y por tanto no les importa. En cambio, los que tenemos que cogerla a
diario nos preocupa, y con el tiempo que se nos viene encima, con muchos vehículos
agrícolas de por medio, el asunto me preocupa enormemente”. Rosa nos deja claro
que “esta carretera es un auténtico peligro de día e incluso con buena
visibilidad. Y si te llueve, la visibilidad se reduce, el asfalto se llena de
barro y piedras por la actividad agrícola, lo que acaba por estrechar la
carretera hasta casi desaparecer”.
Ahí quedan. Si tenemos la suerte de ser leídos o
escuchados por persona con responsabilidad en esta peligrosa vía, que nos eche
una mano. Es urgente.