Que nuestra ciudad no está bien comunicada con el
resto del mundo es una evidencia innegable, que las carreteras no son
precisamente seguras y que el ferrocarril sencillamente no existe desde nuestra
ciudad hacia el Norte es innegable. Con una situación tan concreta como
nefasta, se entenderá incluso en los foros más implicados que nos quejemos y
optemos por reclamar más atención de los presupuestos nacionales y autonómicos.
De entre todas estas enormes deficiencias y diferencias si las comparamos con
otros territorios, lo que lleva añadido además un agravio comparativo injusto,
destacamos la A-311, la vía que une nuestra ciudad con la capital y que tiene
una longitud de menos de 40 kilómetros. Aunque conscientes de que se ha
convertido en una reivindicación de cabecera de este espacio y de nuestra
emisora, volvemos a la carga convencidos de que es posible que algún día suene
la flauta y alguien, no solo con poder, sino con algo de caridad y coherencia
política, decida invertir en su mejora. Evidentemente, lo ideal sería
desdoblarla o ampliar su anchura al tiempo que eliminar algunas de sus curvas
más peligrosas, pero si inviable es mejorar su actual asfaltado, entenderán
ustedes que lo racional es mantener los pies en el suelo y reclamar lo posible.
De hecho, habrán comprobado que hasta ahora todas las exigencias que hemos
conocido nos llegan firmadas por partidos políticos, precisamente de parte de
quienes no tienen más responsabilidad que la de unirse a la permanente demanda
ciudadana, porque ni les pasaría por la cabeza exigirle a su partido
inversiones de ningún tipo si quieren seguir manteniendo su estatus.
En el caso de la A-311, que acumula una ristra de
accidentes mortales más que preocupante, el hecho de que, y lo decíamos hace
unos días, se permita la circulación de vehículos pesados, rígidos y
articulados, de más de treinta mil kilos en número cada día más preocupante,
confirma la despreocupación oficial que de esta vía de comunicación se tiene en
la Delegación provincial de Fomento y, consecuentemente, en la Consejería
sevillana. De otra forma no se entiende que todo siga igual desde hace años y
que nadie haga algo por cuando menos aliviar la enorme presión que sufren
quienes la utilizan. Si es verdad que nuestro alcalde, señor Huertas, se reunió
en su día con los alcaldes implicados en la carretera, y no tenemos por qué
dudarlo, lo que echamos de menos es la respuesta oficial que el asunto merece.
Por el momento, y de modo pasillo, o sea, casi de puntillas, suponemos que para
no mojarse mucho, el delegado ha adelantado que se trabaja en su mejora desde
hace unas semanas. Esta información, viniendo de parte de un delegado del que
es muy complicado obtener una respuesta concreta, y el ejemplo lo tenemos en el
asunto del autobús de Málaga, en donde se acumulan más mentiras que verdades,
la debemos coger con pinzas y someterla a vigilancia intensiva.
Convencidos del buen hacer de nuestro paisano Felipe
López, como demostró el tiempo que estuvo al frente de la Diputación
provincial, se nos ocurre que invitarle a que la recorra sería una buena forma
de revertir su actual y pésimo estado, porque de lo que estamos convencidos es
de que no lo permitiría. Como acto de buena voluntad, que por supuesto
tendríamos en cuenta para futuros planteamientos, que urgentemente señalicen la
A-311 con un peso adecuado para su estado y sus posibilidades, porque de
mantenerse la libre circulación de todo tipo de vehículos representa un peligro
real del que, atención, haremos responsables a quienes lo permiten. Y ya saben,
el que avisa no es el traidor, es el avisador.