viernes, 27 de octubre de 2017

A-311: CONTROLES, SÍ. ARREGLO, NO

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No sabemos si se trata de una respuesta oficial a las miles de críticas que recibe a diario la A-311 o simple coincidencia, pero reconocemos que suena a coña. Eso de que desde el pasado lunes, desde la Subdelegación de la Junta de Andalucía, se nos informara de la campaña prevista por la Guardia Civil de Tráfico, de controlar las carreteras secundarias, porque, decían con evidente escaso convencimiento y automatismo funcionarial, resultaban ser las más peligrosas y donde más muertes se contabilizan al año, repetimos que cuando menos suena a cachondeo. Y es que cuando los usuarios, sin excepción, critican el tipo de vehículos que usan esta vía, cuando son miles los que la recorren a diario, cuando su estado es pésimo y altamente peligroso, cuando los accidentes mortales hace tiempo que dejaron de ser una excepción para convertirse en cotidianos, cuando la inexistencia de arcenes, de un firme seguro y bien compactado la hacen tan complicada y arriesgada, que se presente una campaña que tiene como única finalidad denunciar a los usuarios que se excedan, de verdad que no lo entendemos. Antes, mucho antes, debieron tomar buena nota de las justificadísimas demandas de los conductores, que vienen avisando, por ejemplo, de que la presencia de vehículos de gran tonelaje ha dejado de ser anecdótica para auparse directamente a los primeros puestos de los que circulan normalmente; además, especialmente a partir de ahora, con la incorporación de los vehículos agrícolas propios para la recogida de la aceituna, no hace falta tener muchas entendederas para sospechar que la situación adquiere perspectivas de lo que debe ser el infierno. A todo esto, sumémosle las prisas, porque recordemos que esta carretera une dos ciudades que demandan trabajadores en número importante y no siempre les sobra tiempo para llegar al destino a la hora prevista. Así que la velocidad, enemiga directa de la seguridad como todo el mundo sabe, acaba siendo determinante a lo largo de todo el recorrido y, por tanto, generando peligro cada metro cuadrado.


Por todo esto, que vengan a hablarnos de lo que los usuarios tienen grabado a fuego y no hacer referencia al mal estado general de esta vía, de la necesidad de inversiones que demanda para corregir sus defectos y quedarse exclusivamente en la represión, pues qué quieren que les digamos, que no nos ha caído nada bien. Los conductores conocemos muy bien cuáles son nuestras limitaciones, cuáles nuestras obligaciones, y cuando se nos olvidan las pagamos bien, pero también nuestros derechos y éstos están siendo pisoteados permanentemente por la falta de respuesta oficial a la que están obligados los poderes públicos. La situación de esta vía de comunicación está alcanzando niveles de cabreo popular que no anuncian buenos presagios y sería bueno que los responsables directos de ella se pusieran a trabajar cuanto antes en hallar las salidas airosas que se exigen desde la propia carretera y que al menos anuncien, con algo de sentimiento si es posible, que está previsto su arreglo. Es más, si no fuera porque el mundo del automóvil no es precisamente un ejemplo de solidaridad y de unión ante los abusos, otra sería la situación y perspectiva de la A-311. Una vez más nos quedamos con la miel en los labios y con muchas ganas de seguir reclamando lo que es nuestro, lo diga quien lo diga. Y si la reparación o el nuevo trazado no es posible ahora, cuando el Consejero de Fomento es paisano de Alcalá la Real, ¿cuándo entonces?