miércoles, 25 de octubre de 2017

LA SEQUÍA Y SUS DAÑOS COLATERALES

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El tema de la escasez de agua alcanza en estos momentos cifras realmente preocupantes. Ya no se trata de que uno o dos pantanos presenten niveles por debajo de los mínimos de seguridad, sino que se trata de una sequía compartida que, de seguir como hasta ahora, dicen los técnicos que tendremos verdaderos problemas para el abastecimiento de agua potable, que no es otra que la que consumimos a diario en nuestros hogares. Por el momento, y toquemos madera, no se han producido restricciones o cortes ni de día ni de noche, pero cuanto antes nos concienciemos de que esta situación puede llegar obligada por la escasez de agua de lluvia que recibimos, mejor para todos. Como bien escaso que es, el agua exige un cuidado extremo en su uso y disfrute y desde luego necesita del sentido común y la solidaridad vecinal para no ir a mayores. Por el momento, ya decimos, el pantano que nos abastece, el Rumblar, situado en Baños de la Encina, no anuncia cansancio, pero su aspecto, sobre todo para nosotros, desconocedores de los niveles de seguridad que posee, no es precisamente para que nos despreocupemos. De hecho, con solo acercarse a sus límites comprobamos que la presencia de personas es mucho mayor que cuando los rebosaderos alivian miles de metros cúbicos de agua por minuto. Ahora observamos rostros de preocupación, tristeza y malos augurios, especialmente de la gente que en el campo, en la agricultura, tiene su proyecto empresarial y de vida, que desde hace semanas no recibe el agua de riego que le llegaba hasta ahora y que tanto daña sus cultivos.

En el caso de olivar, meses llevan las organizaciones agrarias pidiendo a la Confederación y la Junta riegos de emergencia para evitar lo que de hecho está ocurriendo, es decir, la merma millonaria de la producción del olivar para esta cosecha, que se anuncia inferior en un veinte por ciento nada menos. La peor parte de esta situación se la llevarán los jornaleros, y muy concretamente las mujeres, sencillamente porque no será necesaria tanta mano de obra como en años de bonanza, cuando debían contratar mano de obra de fuera para la recolección. Como nos cuentan los líderes de las organizaciones agrarias, la cuerda siempre se rompe por la parte más débil y en este caso, como hemos dicho, será la de los trabajadores. Llegados hasta aquí, lo del cultivo de frutos que nada tienen que ver con el olivar, aunque sí formando parte de él, como sería el caso del pistacho, la cereza o cualquier otro, cada vez toma más fuerza. Aunque por el momento son escasos los que en su día decidieron, atendiendo los consejos de los profesionales del sector,  la plantación de estos nuevos y desconocidos frutales, la realidad es que están obteniendo beneficios casi desde el primer día. Por un lado, porque el riego del olivo es aprovechado por los recién llegados; por otro, porque la recogida de ambos no se produce al mismo tiempo y no se estorban ni se duplica el trabajo.


En fin, maestros y doctores tiene el campo como para corregirnos allá donde nos hayamos excedido. Solo hemos querido aproximar una situación por sí misma preocupante por la importancia que tiene el agua en nuestras vidas, especialmente en el apartado de los consumidores de agua potable, a los que se les debe exigir responsabilidad en el uso que hacen de ella. Por el momento y por lo que sabemos, las lluvias no llegarán ni en la cantidad ni en el tiempo que tanto las necesitamos. Recordar que es un bien escaso que debemos cuidar no creemos que sea mucho pedir.