El tema de la escasez de agua
alcanza en estos momentos cifras realmente preocupantes. Ya no se trata de que
uno o dos pantanos presenten niveles por debajo de los mínimos de seguridad,
sino que se trata de una sequía compartida que, de seguir como hasta ahora,
dicen los técnicos que tendremos verdaderos problemas para el abastecimiento de
agua potable, que no es otra que la que consumimos a diario en nuestros
hogares. Por el momento, y toquemos madera, no se han producido restricciones o
cortes ni de día ni de noche, pero cuanto antes nos concienciemos de que esta
situación puede llegar obligada por la escasez de agua de lluvia que recibimos,
mejor para todos. Como bien escaso que es, el agua exige un cuidado extremo en
su uso y disfrute y desde luego necesita del sentido común y la solidaridad
vecinal para no ir a mayores. Por el momento, ya decimos, el pantano que nos
abastece, el Rumblar, situado en Baños de la Encina, no anuncia cansancio, pero
su aspecto, sobre todo para nosotros, desconocedores de los niveles de
seguridad que posee, no es precisamente para que nos despreocupemos. De hecho,
con solo acercarse a sus límites comprobamos que la presencia de personas es
mucho mayor que cuando los rebosaderos alivian miles de metros cúbicos de agua
por minuto. Ahora observamos rostros de preocupación, tristeza y malos
augurios, especialmente de la gente que en el campo, en la agricultura, tiene
su proyecto empresarial y de vida, que desde hace semanas no recibe el agua de
riego que le llegaba hasta ahora y que tanto daña sus cultivos.
En el caso de olivar, meses
llevan las organizaciones agrarias pidiendo a la Confederación y la Junta
riegos de emergencia para evitar lo que de hecho está ocurriendo, es decir, la
merma millonaria de la producción del olivar para esta cosecha, que se anuncia
inferior en un veinte por ciento nada menos. La peor parte de esta situación se
la llevarán los jornaleros, y muy concretamente las mujeres, sencillamente
porque no será necesaria tanta mano de obra como en años de bonanza, cuando
debían contratar mano de obra de fuera para la recolección. Como nos cuentan
los líderes de las organizaciones agrarias, la cuerda siempre se rompe por la
parte más débil y en este caso, como hemos dicho, será la de los trabajadores.
Llegados hasta aquí, lo del cultivo de frutos que nada tienen que ver con el
olivar, aunque sí formando parte de él, como sería el caso del pistacho, la
cereza o cualquier otro, cada vez toma más fuerza. Aunque por el momento son
escasos los que en su día decidieron, atendiendo los consejos de los
profesionales del sector, la plantación
de estos nuevos y desconocidos frutales, la realidad es que están obteniendo
beneficios casi desde el primer día. Por un lado, porque el riego del olivo es
aprovechado por los recién llegados; por otro, porque la recogida de ambos no
se produce al mismo tiempo y no se estorban ni se duplica el trabajo.
En fin, maestros y doctores
tiene el campo como para corregirnos allá donde nos hayamos excedido. Solo
hemos querido aproximar una situación por sí misma preocupante por la
importancia que tiene el agua en nuestras vidas, especialmente en el apartado
de los consumidores de agua potable, a los que se les debe exigir
responsabilidad en el uso que hacen de ella. Por el momento y por lo que sabemos,
las lluvias no llegarán ni en la cantidad ni en el tiempo que tanto las
necesitamos. Recordar que es un bien escaso que debemos cuidar no creemos que
sea mucho pedir.