Normalmente, cuando a mitad de la semana nos
encontramos con un día festivo, como es el caso de mañana, festividad de Todos
los Santos y Fieles Difuntos, la perspectiva de lo que nos queda laboralmente
por delante cambia de forma sustancial. A veces de manera determinante porque
lo compartimos con los organismos y personas en las que solemos encontrar la
noticia, y otras porque lo de los puentes festivos está cada vez más extendido
y nos quedamos solos y sin nada interesante que contarles. Estos días, entre la
actualidad que nos proporciona Cataluña y lo que acontece entre nosotros,
seguro que llegaremos al final de la semana con suficientes entregas que
compartir. Por ejemplo, y con sello de buena nueva, sepan que por fin el
Obispado ha decidido la convocatoria de elecciones para que la cofradía deje de
estar en tránsito y se consolide y restablezca el orden que demanda desde que
se detuvo bruscamente el normal desenvolvimiento que mantenía desde hacía años.
La decisión ha sido bien recibida en los círculos oficiales y ahora de lo que
se trata es de que oficialmente se den a conocer los detalles precisos a los
cofrades para que los que estén interesados en integrarse en los cargos
directivos puedan, en tiempo y forma, acudir a la convocatoria con la
documentación exigida.
Por lo que hemos podido conocer de lo expresado por el
obispo de la diócesis, se quiere a toda costa evitar enfrentamientos y
tergiversaciones interesadas de lo que se entiende es un gran acontecimiento cofrade
y muy alejados de acontecimientos pasados que no convienen a la particular
historia de la cofradía. Suponemos que la convocatoria de elecciones para el
control y el futuro de la cofradía matriz habrá sido cuidada al máximo,
eliminados todos los flecos que suelen acumular las crisis y el apartado tiempo
medido con cautela, precisamente para evitar el renacer de viejas heridas y
rencillas absurdas que, como hemos visto, no han resultado beneficiosas para
las partes enfrentadas. Evidentemente, la decisión de la Iglesia, de imponer la
destitución de cargos y el control de la vida de la cofradía en su totalidad, habrá servido de algo y el reinicio se haga
libre de cargas y gravámenes de los que haya que responder. Desde luego, lo que
debe evitarse de todas todas es volver a los tiempos oscuros en los que se ha
desenvuelto la actualidad de los cofrades y la patrona. A partir de ahora, por
tanto, iniciamos un largo camino juntos que estamos convencidos acabará siendo
un revulsivo para la comunidad cristiana que soporta la devoción a la Virgen de
la Cabeza y a la que no siempre se la ha cuidado y valorado como merece.
Afortunadamente, el buen hacer, la sensibilidad de los integrantes de la
gestora que a lo largo de este tiempo se han responsabilizado de la cofradía,
sus sopesadas decisiones, su renuncia al protagonismo que proporcionan los
cargos ostentados y su inquebrantable lealtad, han sido determinantes para que
desde el Obispado se haya tomado la decisión de convocar elecciones.
Por todo esto, nuevos tiempos para una pasión
compartida por miles de almas; nuevos cauces para trabajar en favor de la
exaltación de nuestras creencias y nuevas expectativas para la consolidación de
un foro democrático en el que poder expresar nuestras opiniones sabiendo que
serán tenidas en cuenta y valoradas por gentes como nosotros. Así, la buena
nueva se ha extendido como reguero de pólvora y sabemos que son muchas las personas que se prepararan para incorporarse
al equipo que se encargará, luego del resultado de la convocatoria electoral,
de dirigir el futuro de la real cofradía matriz de la Virgen de la Cabeza.
Suerte para todos y todas.