jueves, 2 de noviembre de 2017

TIEMPOS DE REBAJAS POLÍTICAS, TIEMPOS DE MENTIRAS

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Acabamos de llegar de una jornada de descanso que, como seguro les ha ocurrido a ustedes, nos ha venido muy bien y que hemos utilizado no tanto para descansar como a compartir con nuestra gente los habituales encuentros de los que tanto disfrutamos y que son tan nuestros. Gracias a ellos nos hemos empapado de lo que realmente importa a quienes conviven cerca de nosotros y de algunas de sus necesidades. Así, cuando Andújar como ciudad se impuso en la tertulia, la conciencia en la necesidad de que no debería hacerse de rogar un revulsivo de gran importancia que anime a la ciudadanía y le proporcione la ilusión precisa para seguir creyendo que es posible cambiar el rumbo de nuestro futuro, la unanimidad decidió reclamar la instalación en nuestro territorio de una empresa capaz de generar empleo directo e indirecto suficiente para que parte de la población consiga trabajo con relativa facilidad. Tampoco faltaron las voces que avisaban de la necesidad de reciclar y de preparar a los que actualmente buscan empleo, independientemente de la edad con la que pueden presentar su curriculum en el departamento de recursos humanos de la tal empresa, porque recordemos que, en caso de que la hipotética industria en cuestión decida instalarse entre nosotros, fundamental será estar preparados y en condiciones óptimas de conocimientos para incorporarse sin condiciones a su nómina. Cuando, por ejemplo, se manejaba la llegada de la empresa americana que fabricaría helicópteros, pocos cayeron en la cuenta de que, como mucho, la oferta a la que podíamos acceder no pasaría de carretillero, portero o mozo sin cualificación, porque la demanda estaría a nivel de ingeniería de alto nivel y entre nosotros, salvo honrosas excepciones, precisamente de esta materia no disponemos de personas en cantidad suficiente. Como mucho, y por aquello de la generación de negocio en el que participaría la hostelería especialmente, sería el único beneficiario directo que obtendríamos. Todo esto, repetimos, en el hipotético caso de que hubiera sido verdad la oferta del señor Montoro, que vino a nuestra ciudad a buscar apoyos para la candidatura de su partido y no dudó ni le tembló el pulso en ofrecer la llegada de la fabricante de los Tigres, lo mismo que ya había hecho en Madrid, Zaragoza y Albacete. Resultado: una gran mentira que corrió como agua de manantial ayudada por sus compañeros de partido en la ciudad y que incluso hoy, cosa extraña, no faltan los que se la creyeron.

No obstante, se entiende que la expectación de nuestra ciudad, con suelo industrial en cantidad suficiente como para traerse a la mitad de las empresas que están saliendo de Cataluña y seguiría sobrando espacio, se centre en una oferta de empleo generosa y suficiente que calmara las justificadísimas demandas de quienes esperan un puesto de trabajo como única solución a su maltratada vida laboral. Por lo que sabemos y se nos permite compartir, la ilusión porque acaben siendo realidad las promesas de quienes así lo anunciaron, la ilusión no se ha perdido y se sigue trabajando en la causa. A la legislatura le quedan dieciocho meses para que finalice y los tiempos en política son radicalmente diferentes a los del resto del mundo. De hecho, como decíamos hace unos días, “de facto” se ha iniciado el largo camino hacia la consecución de los objetivos políticos de los partidos implicados en esta carrera. No pasará mucho tiempo para que nos asomemos al balcón de las críticas más duras que hayamos tenido oportunidad de escuchar hasta ahora, o a reclamaciones de que baje la luna hasta nosotros o de que no solo no subirán los impuestos, sino que los reducirán en porcentajes demenciales.  Ya lo decíamos, debemos ir preparándonos para tomar nota de las diferentes ofertas que nos llegarán, porque entramos en tiempos de rebajas políticas, o sea, tiempos de mentiras.