Efectivamente,
como algunos de ustedes bien nos apuntan, reducir la accidentalidad sigue
siendo el objetivo de estos comentarios de fin de semana. Y en esas estamos
también hoy, para recordarles la ineludible obligación que todos los usuarios
tenemos de poner en práctica el uso del coche de la forma menos invasiva
posible cuando en el camino nos encontremos con otros conductores. Y les
decimos esto porque, lo crean o no, no faltan los que gustan de presionar, de
colocarse detrás de nuestro vehículo con intención de empujarnos, de echarnos
fuera de la carretera con tal de adelantarnos. Por si alguien lo duda, lo
confirma el hecho de que, en la suma anual de los accidentes de tráfico más
habituales, la presencia en la estadística de los alcances entre vehículos
destaca por el gran número que se contabiliza. Y los que crean que se trata de
un accidente de poca trascendencia, se equivocan; al contrario, el golpe dado
por detrás, dependiendo, claro, de la velocidad con la que se produzca, suele
resultar gravoso para los usuarios del vehículo alcanzado, sobre todo por los
problemas de espalda y de cuello que devienen del impacto. Que alguno de ellos
necesite la baja médica, además de
rehabilitación y de collarín durante meses tampoco es tan extraño y
debería servirnos de excepcional ejemplo para, con nuestra actitud, evitarlo.
Y
si existe un tiempo meteorológico que demande especialmente atención para
mantener la distancia de seguridad, desde luego es el que se espera a partir
del domingo, es decir, lluvia, bajas temperaturas, niebla, hielo… Incorporarnos
a la circulación sin contar con este detalle y, por otro lado, hacerlo sin
haber caído en la cuenta de que las condiciones climatológicas le exigen un
esfuerzo extra a nuestro coche es cometer un grave error. Volvemos a repetir
que nuestro vehículo no es otra cosa que un gran mecano de entre cuatro y cinco
mil piezas que, ensambladas por el hombre y los robots, nos proporciona
seguridad y comodidad en los desplazamientos, pero que, como toda máquina,
exige un seguimiento y cuidado concreto al que debemos responder invirtiendo
permanentemente en la mejora de sus componentes. Y es en estaciones como el
otoño y el invierno cuando necesita más de ellas, ya que si imprescindible es
contar con unos neumáticos en buenas condiciones el resto del año, en esta
época es que son sencillamente imprescindibles para circular, como lo es que el
diagnóstico sobre la suspensión general del auto responda a los controles
técnicos habituales. Es así de sencillo.
Actualmente,
con los vehículos tan bien preparados como los que disfrutamos, con las
carreteras en general en muy mal estado, con la cantidad preocupante de
controles de velocidad fijos y móviles con los que nos encontramos al paso, con
la cantidad de automóviles que circulan al mismo tiempo que nosotros y el
precio de los combustibles, los valores
del buen conductor han cambiado radicalmente y le exigen coherencia y
responsabilidad, porque desgraciadamente se nos olvida que somos también
responsables de lo que les pueda ocurrir a los otros usuarios.