lunes, 27 de noviembre de 2017

EL PUEBLO UNIDO…

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A lo largo del fin de semana hemos vuelto a comprobar cómo la inquietud de los ciudadanos sigue siendo excepcional medicina que, bien aplicada y dosificada, acaba consiguiendo los resultados terapéuticos deseados. Lo que nos toca más de cerca, Linares y el peso que viene arrastrando desde hace meses, que viene anunciando de sus verdaderas intenciones desde hace años y que no es otro que el desempleo, que sitúa a la ciudad vecina en nada menos que un 43 % de paro. Hasta ahora, quizá porque por estas tierras somos así, porque soportamos la mentira con estoicismo y paciencia, los gritos pidiendo atención a la clase política se ahogaban por el camino entre Madrid y Sevilla. A partir de ahora parece que no será así, que serán otros los modos elegidos para reclamar, para hacer visible su problema y la manera de exigir, porque luego de echarse a la calle, de conseguir la atención de los medios de comunicación nacionales y de llamar a las puertas adecuadas, la respuesta positiva ha llegado en forma de apoyo institucional y con muchas posibilidades de que se detenga el cáncer laboral en el que venía desenvolviéndose la ciudad minera de nuestra provincia, la segunda después de la capital en densidad demográfica y, hasta hace unos años, también la que más facturaba al resto del país. El hecho es que la Administración andaluza y la central han echado a andar lo que se conoce como ITI. ¿Y qué es, qué puede hacer por Linares y cuál es su objetivo principal? En principio, ante la falta de detalles y de que asumamos las consecuencias positivas que se derivarán de esta implantación, lo que nos han dicho los agentes sociales y políticos es que estamos ante una oportunidad única que no debemos desaprovechar de ninguna de las maneras. ¿Y cómo funciona? ITI responden a tres palabras concretas: Iniciativa Territorial Integrada y es la Unión Europea la que controla su aplicación allí donde se implanta y desde donde se transfieren las diferentes cantidades de dinero que recibe el Estado para que sea éste el que, a su vez, canalice las ayudas, como los fondos Feder, Feader y otros de parecida importancia. Linares recibirá las ayudas económicas, el apoyo de la Unión Europea y del propio Estado una vez se ha comprobado que el desequilibrio social y sus niveles de paro reclamaban un pacto especial para acabar con la mala situación que vive desde hace años.  

Evidentemente, el desarrollo de este programa económico vendrá a solventar, al menos en parte, la crisis laboral de este pueblo y exigirá de la Junta de Andalucía la necesidad que redistribuir los fondos que le llegan desde Europa para este tipo de situaciones, calificada por todos los agentes sociales como injusta, muy desequilibrante para la mayor parte de la ciudadanía y muy urgente. Conseguido el objetivo, lo de menos ahora es que algunos anden en busca de las medallas que entienden deben lucir con orgullo por lo que aseguran han obtenido de su entrega y esfuerzo. Lo que nos debe interesar es la evolución de esta implantación, porque lo de creérselo sin más es algo muy nuestro y, de hecho, nos sobran ejemplos de situaciones parecidas que solo han sido sueños de una noche disipados al día siguiente. Y si hay una ciudad entre nosotros que pueda dar fe del maltrato que ha recibido por parte de la clase política, de las promesas que les han hecho y de los proyectos apagados a los pocos días, desde luego que es Linares, que no levanta cabeza desde la desaparición de Santana. No siempre la experiencia acaba siendo determinante para la consecución de lo que exige la ciudadanía, pero a la ciudad minera le cabe el honor de ser la más reivindicativa de la provincia y la que más veces ha salido en masa, sin fisuras, a la calle a mostrar su disconformidad con las políticas que les han sido aplicadas. Ojalá con este programa económico por implantarse acabe de una vez la inestabilidad que tanto influye en su desarrollo y en la tranquilidad de la población.