lunes, 20 de noviembre de 2017

LA NECESIDAD DE UNA CIUDAD MÁS COMPARTIDA

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Mucho tienen que cambiar las cosas, mucho trabajo por desarrollar para obtener rendimiento y éxito en la apuesta que ha firmado el Ayuntamiento y que no tiene otro objetivo que conseguir que los ciudadanos aceptemos de buena gana que se pierden demasiados esfuerzos y no menos dinero público en poner orden en donde tanto descontrol ha conseguido consolidarse con el paso del tiempo. Desde la limpieza viaria hasta conseguir concienciar a los dueños de las mascotas que pasean por nuestras calles que lo que éstas generen en su paseo deben retirarlo sí o sí. Por supuesto, cuidar y usar el mobiliario urbano con algo de cariño y evitar su deterioro cuando no su eliminación. Por el momento, y a las pruebas nos remitimos, la cosa no mejora, no sabemos si porque aún no ha calado entre nosotros la campaña iniciada o sencillamente porque no estamos dispuestos a recuperar el sentido común y comportarnos como exigen las mínimas convicciones de la educación cívica. Y qué podemos decir sobre la concepción que tienen algunos sobre dónde dejar caer lo que les sobra, como es el caso del mobiliario inservible o los restos de la obra que hicimos clandestinamente en la cocina o el salón de nuestra vivienda. Sencillo: nos importa un pito el daño que podemos hacer al aspecto de la ciudad o al medioambiente. Lo nuestro es abandonarlo en donde mejor nos venga, o sea, que en el caso del mobiliario, incluidos colchones y cristales, junto a un contenedor que no nos delate por proximidad; en cuanto a los escombros o restos de obra, generalmente en el campo, que para eso es grande y no suele quejarse. Así, de buena mañana o al caer la tarde, suelen abandonarse cantidades importantes de elementos perjudiciales para el lugar en el que se encuentran, puesto que en la mayoría de los casos dañan el entorno e incluso las plantaciones de alrededor.

En general, el rechazo o despropósito que generalmente compartimos en lo que respecta a la actitud que necesita nuestra ciudad para mantener las cotas alcanzadas hasta ahora, es muy importante. Lo vemos a diario a las puertas de los colegios atiborradas de coches esperando la salida de los alumnos en una ciudad que no tiene distancias, en los contenedores rebosando de bolsas de basura a las doce de la mañana, con miles de papeles inundando la ciudad porque no usamos las papeleras instaladas en toda la ciudad, con la perplejidad que representa ver cómo un perro defeca en medio de una vía pública sin que el propietario responda como exigen los mínimos conocimientos de educación, con la falta de respeto que mostramos cuando cruzamos calles y avenidas como peatones… Menos mal que para cualquier situación extrema existe la esperanza y que es lo último que debemos perder. De hecho, la campaña que patrocinan y controlan las Áreas de Servicio y Medio Ambiente de nuestro Ayuntamiento han sido diseñadas y actualmente desarrolladas desde el convencimiento de que es posible recuperar el sentido común y conseguir una ciudad más habitable, más silenciosa y más compartida por propios y extraños. Para conseguirlo es fundamental, además de todo lo que hasta ahora les hemos relatado, entrar en detalles como la exigencia de que los establecimientos que cuentan con terrazas en la calle controlen el espacio que tienen cedido y limpien regularmente su entorno; que seamos serios y responsables cuando recorramos la ciudad con nuestros vehículos; que cuidemos con mimo los derechos de los demás, que son justo el límite de los nuestros. Ya lo hemos dicho, queda mucho camino por delante y nadie debe quedar fuera de este reto, que lo entendemos ilusionante y en el que nadie sobra.