viernes, 17 de noviembre de 2017

LAS BICICLETAS, CADA VEZ MÁS CERCA DEL CONTROL

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Como no podía ser de otra forma, el Ayuntamiento ha decidido poner orden en el uso y disfrute que se hace de la bicicleta en la ciudad. Primero, y como acto de buena voluntad, ha conseguido la inversión de más de setecientos mil euros para unir la ciudad con la sierra a través de un carril bici que facilitará el uso de este vehículo con la seguridad que le proporcionará hacerlo en un recinto específico para él; segundo, uniéndose a los municipios que han decidido incluir en un registro especial las bicicletas que circulen por sus ciudades, o lo que es lo mismo, controlar la propiedad del vehículo para que de esta forma, en caso de denuncia, de accidente o de control, se sepa con certeza a quién corresponde la responsabilidad. Evidentemente, se trata de un gran paso hacia la reconducción del uso de las bicicletas en nuestra ciudad, de las que por el momento solo se conocen quejas vecinales, atropellos, malos ejemplos y abusos de todo tipo y colores. Como hemos dicho en infinidad de ocasiones, serán pocos los que no aceptan de ninguna de las maneras hacer un uso correcto de un vehículo tan particular, pero la realidad es que parecen mayoría por el impacto visual que aportan al resto de los ciudadanos. La consecuencia inmediata que deriva de estos comportamientos es la generalización, injusta e injustificada si quieren, a la que suele llegar la ciudadanía, harta de comprobar los excesos y abusos en sus propias carnes. Nosotros también hemos participado en la crítica, aunque en ningún caso hemos culpado al colectivo y sí a la parte que tiene como norma circular por dirección  prohibida o las aceras, no respetar los semáforos, driblar a las personas que pasean por las calles peatonales, etc.

A partir de ahora, cuando las bicicletas estén registradas, las normas de circulación en vigor se encargarán de que el uso de éstas responda a lo establecido para todos los vehículos que circulan por calles y avenidas, entre los que se encuentra la bicicleta, porque recordemos, sobre todo para aquellos que siguen pensando que para este tipo de vehículos de dos ruedas, sin motor y que andan a pedales, no existen reglas que cumplir. De hecho, para que no existan más diferencias que los propios motores, el tamaño, el peso y la categoría de cada uno de los que conocemos, o sea, desde camiones y autobuses hasta ciclomotores y bicicletas; hemos dicho bien, bicicletas. No existe en el Código artículo ni párrafo que otorgue a estos vehículos deferencia alguna en cuanto al disfrute de prebenda alguna que le beneficie, como podía ser, por ejemplo, circular por las aceras, cruzar los pasos de peatones siendo conducidas o por direcciones prohibidas. Así, no tardaremos en comprobar cómo éstos incorporarán una chapa en la que se podrá leer un código y a través de éste conocer al detalle el propietario, su dirección, sus datos completos y, por tanto, a la persona que se hará responsable de las denuncias o los accidentes que se provoquen con su uso, independientemente de que sea él quien en ese momento la conduzca. La novedad de este sistema, que nos llega procedente de otras ciudades en el que está implantado y que funciona, dicen, muy bien, vendrá a corregir el actual descontrol existente y estamos convencidos que acabará con los abusos que podemos ver a diario por cualquiera de nuestras plazas, calles o avenidas.


Aunque no somos partidarios de aconsejar a nadie, entre otras razones porque nos equivocamos más que acertamos, que el colectivo responda con criterios razonados ante la futura implantación de estos controles nos parecería lo adecuado, aunque no siempre este tipo de decisiones acaban siendo acatadas de buena gana. Eso sí, no se trata de controlar para cobrar y sí para evitar la impunidad con la que algunos usuarios se desenvuelven en la ciudad y el peligro que generan.