viernes, 1 de diciembre de 2017

AUMENTO DE LOS CONTROLES DE TRÁFICO

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A lo largo de esta semana, la Dirección General de Tráfico, apoyada por las policías locales del país, ha dedicado esfuerzos a controlar los autobuses en general y los del transporte escolar en especial. En este control ha incluido, por la importancia que ha alcanzado en la estadística de accidentes mortales, el uso del móvil mientras se conduce. De ambos controles conoceremos los resultados el próximo lunes y les adelantamos que no serán precisamente para presumir de ellos. De hecho, cada vez que se ha decidido intervenir en la dinámica de ambas transgresiones al Código, los datos han sido escalofriantes: conductores en los que se detectaron drogas y alcohol o sin permiso de conducir, o vehículos no dotados de las medidas de seguridad y equipamiento exigido para este tipo de transporte. En el caso de los móviles, es tal la profusión de ellos en manos de los conductores que o se determina con urgencia un control efectivo o deberán ser los fabricantes de automóviles los que equipen sus vehículos con inhibidores o sistemas parecidos para evitar su funcionamiento cuando el vehículo está en marcha. Lo que se sabe con toda certeza es que el móvil y la conducción, como es el caso del alcohol, son incompatibles, por lo que todas las decisiones que se tomen con este aparato como referencia acabarán siendo aceptadas de buena gana. Y si no, pues ya se sabe: donde manda patrón…

Como siempre decimos, Tráfico tiene que presentar su particular cuenta de resultados ante el Minutero del Interior anualmente, de quien depende, y posteriormente en el Congreso de los Diputados, que es donde se deciden los posibles cambios a introducir en las Normas en vigor. Así, entender que está obligada a implantar campañas, artículos y cortapisas de todo tipo para al menos evitar el incremento de la accidentalidad y sus consecuencias no debería ser difícil. Por otra parte, la firmeza con la que la estadística de accidentalidad participa en las cifras de accidentes, por sí sola, impone sus condiciones y ninguna de ellas puede ser obviada por quienes están obligados, por cargo y sueldo, a cumplir sus mandatos. Y más cuando sabemos que el colectivo de usuarios no está precisamente decidido a controlar sus acciones y, al contrario, ayuda a incrementar las situaciones de peligro de donde se derivan los accidentes, que acabarán este año con un incremento más que preocupante si no cambian las cosas, y no parece que esto vaya a suceder. Por todo esto, que semanalmente se decida la intervención de los agentes de Tráfico controlando campañas concretas no solo debe ser entendido como normal, sino como necesario. Es más, por las noticias que nos llegan y que hemos tenido oportunidad de contrastar, a partir de ahora y hasta final de año, convencidos en Tráfico del aumento de los accidentes a lo largo de la campaña de Navidad, la presión en forma de controles de todo tipo que los conductores debemos soportar desde luego que no será menor.

Independientemente de la interpretación que cada usuario haga de lo que les contamos, la realidad es que hemos sido nosotros mismos, con nuestro comportamiento y no menos locuras, los que hemos generado la necesidad de ser controlados. Por las mismas, será responsabilidad nuestra frenar en lo que nos sea posible la terrible y vergonzosa cifra de muertos que acumulamos a lo largo del año.