martes, 12 de diciembre de 2017

LO FIRMA EL CONSEJO ECONÓMICO PROVINCIAL

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Que nuestra provincia tiene problemas de envergadura, que es algo que no solo conocemos, sino que los sufrimos, y que los reconozca nada menos que el presidente de la Diputación provincial, señor Reyes, luego de escuchar el discurso de Manuel Parras, presidente del Consejo Económico provincial, que tuvo la oportunidad de relatarlos pormenorizadamente, la verdad es que al menos nos tranquiliza porque estamos convencidos de que no tardaremos en comprobar los cambios en las estrategias que conocemos patrocinadas por el ente provincial. De entre todas ellas, y no por ser la más relevante, aunque sí la más urgente, es la referente a la despoblación que se contrasta en toda la provincia, especialmente en los municipios de más de veinte mil habitantes, en donde estamos situados en tercera posición, después de la capital y de Linares. El fenómeno tiene su origen en la falta de ofertas de empleo que registran este tipo de ciudades y que es determinante para que los más jóvenes, precisamente los más preparados para enfrentarse a empleos que demandan cualificaciones concretas, tienen que partir en busca de mercados laborales más generosos. La consecuencia inmediata que genera esta situación es el empobrecimiento general que sufre la provincia, que se deja en el camino la sangría que representa que en donde más dinero se ha invertido, que es en  la preparación del mundo de los jóvenes, al final se aprovechen de esta sinergia positiva lugares del país que los reciben hechos y derechos, suficientemente preparados y con inmensas ganas de trabajar y desarrollar sus licenciaturas. Está muy bien eso de que instituciones más o menos independientes opinen sobre la realidad del lugar en donde residimos y que incluso osen dar consejos a la clase política que nos dirige y que, recordemos, son los que tienen la posibilidad real de cambiar nuestro destino cuando éste no sea el adecuado, como es el caso. Otra cosa son las consecuencias que devienen de estas informaciones, porque recordemos que el año pasado, este mismo Consejo Económico provincial vino a decirnos, entre otras cosas, que el parque natural sierra de Andújar era el más abandonado por parte de las Administraciones, con unos caminos forestales y unas carreteras en pésimo estado y un equipamiento inexistente. Y ahí sigue, a la espera de que alguien tome las decisiones adecuadas que cambien su actual rumbo y caída en picado. Fue entonces cuando interpretamos correctamente el escaso peso específico que tiene nuestro recinto natural con respecto a otros de la provincia, lo que es evidente ha determinado el que no esté a la altura y el prestigio que en realidad tiene y que consigue a base de paisajes extraordinarios, una fauna única, con más de ciento ochenta aves diferentes volando por su espacio, y su flora. Y menos mal que albergamos al lince, porque nos permite, por ejemplo, ser los que surten a otros parques de unidades para su repoblación, destacando Doñana, en donde se pueden observar con relativa facilidad mientras que en el nuestro por ahora no es posible.

Resumiendo, que esperamos, deseamos y rogamos a las Administraciones implicadas en nuestro futuro que tengan en cuenta trabajos como el firmado por el Consejo Económico provincial y que pongan en marcha las políticas adecuadas que nos saquen del agujero en el que nos encontramos desde casi el inicio de los tiempos, que es lo mismo que decir de toda la vida. Cierto que el tema del empleo en nuestra ciudad ha contabilizado una mejora oficial de la que, aunque algo satisfechos, sigue siendo una lacra de la que pasarán muchos años hasta que nos podamos desembarazar de ella, pero que la necesidad de inversiones públicas aparece en el horizonte como una salida decorosa de una crisis estabilizada y con evidentes muestras de no querer abandonarnos.