Despedimos enero de 2018. No hace tanto, era el
horrible mes de la cuesta, esa que, debido a los gastos extraordinarios
que generaban las fiestas navideñas, nos costaba un enorme esfuerzo llegar a
final de mes. De hecho, precisamente para echarnos una mano en tiempos de
escaso poder económico se implantaron y han perdurado hasta nuestros días las
conocidas y esperadas rebajas de enero, que facilitaban a las familias el
acceso a la moda en mejores condiciones económicas al tiempo que aliviaba las
cuentas de las empresas de los sectores que se implicaban en estos
descuentos. Ahora no, ahora lo de los grandes descuentos en la práctica no
desaparecen de los escaparates de los comercios a lo largo del año. La
liberación de este tipo de campañas es evidente que ha terminado con unas
fechas esperadas por el gran público y que permitían a unos y otros acceder a
mercados que en tiempos normales eran imposibles para sus economías. Algo
parecido ha ocurrido con los horarios y con las aperturas en domingos y
festivos, que también se han extendido a todos los sectores y, en la práctica, las necesidades de los consumidores son cubiertas
sin esfuerzo porque siempre tienen a mano un lugar en donde satisfacerlas. De
hecho, el cliente, los consumidores, han ido amoldándose a los cambios que los
empresarios del sector han ido implantando poco a poco, aprovechando coyunturas
económicas o la pasividad de la autoridad competente, que de todo hay en el
mercado. Naturalmente, el primer damnificado de esta moda ha sido el
trabajador, que se ve obligado a acudir a su puesto de trabajo, por supuesto
que no en todos los casos, los festivos y domingos sin prácticamente
mejora salarial alguna.
Además de que el presupuesto municipal para este año
se aprobó en los primeros días de este mes, lo que viene a ser una importante
noticia para la dinámica municipal y la realización de los diferentes proyectos
por iniciar y los que están en curso, anotamos lo que finalmente acabó siendo
un revuelo entre la ciudadanía, especialmente para los que no estaban para nada
de acuerdo. Nos referimos al adelanto de la cabalgata de reyes porque el mal tiempo, que se anunciaba lluvioso y
que luego llovió, sí, pero bien entrada la noche. Como dijimos en su día, en situaciones de
este tipo, alguien debe tomar decisiones y asumir los riesgos y así se hizo,
entendiendo que los que pudieran resultar más afectados, en este caso los
menores, ni siquiera notaron que los regalos les llegaran veinticuatro horas
después. Aunque los descontentos justifican su desencanto con todo tipo de
argumentos, la realidad es que, como no podía ser de otra forma, también
intervino la clase política, que para eso los errores se pagan, y como así fue
entendido por los opositores, nada de clemencia. Luego, lógicamente, una vez
los infantes contentos con sus regalos en sus manos, los padres olvidaron las
quejas y todo volvió a la normalidad.
Antes de finalizar el mes conocimos el cartel de la
romería de este año. Como siempre, división de opiniones a su alrededor,
característica que acompaña a la cartelería que anuncia el encuentro mariano
que convoca nuestra ciudad en abril. Su autora, Irene Pereña; el segundo premio
recayó en Franchu Aldehuela. Por lo demás, casi podemos decir que el mes ha
pasado sin pena ni gloria si no fuera porque justo el lunes 29, ayer, se
presentaba el proyecto ganador que permitirá la recuperación de la Casa del
Ecijano, que ya le tocaba. Ahora a esperar el inicio de los proyectos aprobados
por Europa y el Gobierno englobados en lo que conocemos como EDUSI, que nos han
confirmado que mejorará la ciudad significativamente y que conviene
esperar a ver cómo prospera; o mejor, si
prospera.