viernes, 12 de enero de 2018

APRENDER DE LA EXPERIENCIA

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La crisis que ha generado la nieve caída estos días aún no se ha controlado ni las partes se han puesto de acuerdo. Las quejas de los automovilistas que quedaron atrapados, algunos más de doce horas, en las carreteras afectadas han conseguido que su mensaje llegue cuanto más lejos mejor y, por el momento, nada menos que el director general de Tráfico ha sido cuestionado por los partidos en la oposición, que no es cosa baladí eso de que las quejas ciudadanas alcancen niveles de tal magnitud como para que hasta el mismísimo Gobierno se vea afectado. Pero, claro, cuando no es precisamente cautela lo que usan los políticos cuando de valorar una situación se trata, y más si puede obtener rendimiento político menospreciando el trabajo del contrincante, que el dardo envenado se vuelva contra el crítico es lo menos que puede ocurrirle. Y no otra cosa ha sucedido con la situación vivida por los miles de automovilistas, dicen que más de tres mil,  que quedaron atrapados en medio de una gran tormenta de nieve en la carretera, que las críticas pidiendo su dimisión que en 2004 se lanzaron contra la por entonces ministra Magdalena Álvarez, ahora tiene que aguantarlas precisamente el que las protagonizaba entonces, es decir, Mariano Rajoy, actual presidente del Gobierno. En cuanto a las críticas vertidas por los usuarios desamparados, ahora buscan plasmarlas en indemnizaciones económicas que de alguna forma palien las malas horas vividas rodeadas de nieve y con temperaturas bajo cero. Sin embargo, el hecho de que un sindicato de la Guardia Civil haya decidido intervenir en este asunto y dejado constancia de su descontento con respecto al tratamiento que se le ha dado a este desagradable asunto, nos sitúa en el centro de una polémica que nació justo cuando el actual director general de Tráfico fue nombrado por el Gobierno y que debido a esta crisis ha vuelto a relanzarse, aunque ahora basada en una situación, asegura este sindicato, en la inestabilidad técnica que se percibe de parte de Tráfico y que podemos comprobar en el aumento de la siniestralidad en la carretera en los dos últimos años.

De acuerdo con los postulados de este sindicato, el actual director general no reúne los conocimientos técnicos imprescindibles que demanda un cargo de tanta responsabilidad ni atiende las demandas o peticiones que le llegan procedentes de todos los colectivos implicados en el tema tráfico, desde los propios agentes hasta los examinadores, en huelga hasta hace unas semanas por su empecinamiento en no atender sus demandas. De hecho, o se arreglan las cosas pronto o el asunto es muy probable que acabe con su destitución, evitando así que el daño alcance al ministro del Interior, responsable final de su continuación. Y por si las penosas horas vividas por los automovilistas los días de marras no fueran suficientes, el mismísimo jefe supremo de Tráfico publica un mensaje en las redes sociales que, por su contenido, no es precisamente la mejor manera de apaciguar los ánimos de nadie y menos de los protagonistas, a los que, por aquello de rizar el rizo, les hace copartícipes del desastre. Que no es que le falte razón, porque es evidente que pocos usuarios fueron los que previeron esta situación y se equiparon con los elementos mínimos que se necesitan para superar momentos tan críticos, algunos de ellos incluso con niños, pero ni era el momento ni los ánimos están para encima añadirle leña al fuego.


De todas formas, si lo vivido sirve de experiencia a quienes tengan en viajar en días en los que la previsión de temporal de agua y nieve, lo damos por bueno. De todo se aprende y la experiencia de los miles de conductores encerrados en la ratonera de la AP-6, por ejemplo, debemos aplicárnosla todos y todas.