La lluvia caída estos días ha supuesto un alivio para
los casi vacíos pantanos de todo el país. En nuestro caso no íbamos a ser menos
y los que nos aportan agua para la vida han subido sensiblemente los niveles
que tenían antes de la pertinaz sequía que padecíamos. No obstante, que quede
claro que los metros cuadrados registrados en ningún caso debemos entenderlos
como permiso tácito para el despilfarro que generalmente patrocinamos con
nuestra despreocupada actitud ante el grifo abierto. Como todo el mundo sabe,
el agua es un bien escaso, un recurso natural que cada vez acude menos a la
cita y que nos viene avisando desde hace
años de la ineludible obligación que tenemos de cuidarla al máximo. Sin
embargo, no siempre las cosas son lo que parecen, porque aunque admitamos que
la ciudadanía no suele caer en la cuenta de los detalles que servirían para
reducir el consumo y evitar malgastar el agua, la realidad es que el mayor
depredador del líquido elemento son los ayuntamientos, que están obligados a
controlar las enormes pérdidas de agua que se producen permanentemente en el
subsuelo de las ciudades y que solo controlan cuando las averías afloran el
problema. Por eso estamos a favor de que la totalidad de las intervenciones
municipales que se desarrollen en las calles de nuestra ciudad tengan el
objetivo que hasta el momento hemos visto en las realizaciones finalizadas, es
decir, que los arreglos no sean un lavado de cara y sí desde abajo, desde las
entrañas, que es donde se producen las mayores sangrías de agua potable que se
conocen.
Por otro lado, el riego de las calles y de los
jardines es una tarea habitual y necesaria, y el hecho de que el trabajo
desarrollado por la Concejalía del área, alrededor de la búsqueda de antiguos
nacimientos y veneros, hasta el momento haya resultado exitoso, confirma que
cuando se quiere se puede. Por el momento, a falta de más prospecciones por
realizar, el campo de fútbol José Luis Mezquita se riega con agua de la fuente
recuperada en la Silera, lo mismo que ocurre con el campo de deportes de la
barriada Puerta de Madrid. Y gratuitamente, porque este consumo no es
contabilizado por la empresa que gestiona el agua en nuestra ciudad y en buena
parte de la provincia. El otro gran reto, en el que se trabaja en busca del
desarrollo propio que demanda una actuación de este tipo, el aprovechamiento
del agua de la fuente sorda. Hasta ahora, agricultores y el propio Ayuntamiento
acuden a este venero en busca de agua para sus riegos, los primeros; los
segundos, para la limpieza y riego de las calles. La construcción de un gran
aljibe con capacidad para abastecer de manera más lógica a unos y otros es el
proyecto en marcha del área de Obras y Servicios de nuestro Ayuntamiento.
Mientras tanto, en tanto se ponen de acuerdo las
partes que gestionan el agua potable que
nos llega desde el cielo, cuidar su consumo y evitar el despilfarro es algo que
nos compete exclusiva y directamente a nosotros, que debíamos concienciarnos,
los que no lo estén, naturalmente, de que nos estamos jugando el futuro.
Conviene plantearnos actitudes más solidarias e incluso pedagógicas para los
más pequeños, a los que debemos convencerlos del valor real que tiene el agua
para la vida de las personas. Mientras que nos mantengamos alejados de esta
realidad perderemos grandes oportunidades de mejorar como seres humanos,
mostrando nuestro lado más oscuro e insolidario.