miércoles, 10 de enero de 2018

LA BENDICIÓN DE LA LLUVIA

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La lluvia caída estos días ha supuesto un alivio para los casi vacíos pantanos de todo el país. En nuestro caso no íbamos a ser menos y los que nos aportan agua para la vida han subido sensiblemente los niveles que tenían antes de la pertinaz sequía que padecíamos. No obstante, que quede claro que los metros cuadrados registrados en ningún caso debemos entenderlos como permiso tácito para el despilfarro que generalmente patrocinamos con nuestra despreocupada actitud ante el grifo abierto. Como todo el mundo sabe, el agua es un bien escaso, un recurso natural que cada vez acude menos a la cita y que nos viene avisando desde  hace años de la ineludible obligación que tenemos de cuidarla al máximo. Sin embargo, no siempre las cosas son lo que parecen, porque aunque admitamos que la ciudadanía no suele caer en la cuenta de los detalles que servirían para reducir el consumo y evitar malgastar el agua, la realidad es que el mayor depredador del líquido elemento son los ayuntamientos, que están obligados a controlar las enormes pérdidas de agua que se producen permanentemente en el subsuelo de las ciudades y que solo controlan cuando las averías afloran el problema. Por eso estamos a favor de que la totalidad de las intervenciones municipales que se desarrollen en las calles de nuestra ciudad tengan el objetivo que hasta el momento hemos visto en las realizaciones finalizadas, es decir, que los arreglos no sean un lavado de cara y sí desde abajo, desde las entrañas, que es donde se producen las mayores sangrías de agua potable que se conocen.

Por otro lado, el riego de las calles y de los jardines es una tarea habitual y necesaria, y el hecho de que el trabajo desarrollado por la Concejalía del área, alrededor de la búsqueda de antiguos nacimientos y veneros, hasta el momento haya resultado exitoso, confirma que cuando se quiere se puede. Por el momento, a falta de más prospecciones por realizar, el campo de fútbol José Luis Mezquita se riega con agua de la fuente recuperada en la Silera, lo mismo que ocurre con el campo de deportes de la barriada Puerta de Madrid. Y gratuitamente, porque este consumo no es contabilizado por la empresa que gestiona el agua en nuestra ciudad y en buena parte de la provincia. El otro gran reto, en el que se trabaja en busca del desarrollo propio que demanda una actuación de este tipo, el aprovechamiento del agua de la fuente sorda. Hasta ahora, agricultores y el propio Ayuntamiento acuden a este venero en busca de agua para sus riegos, los primeros; los segundos, para la limpieza y riego de las calles. La construcción de un gran aljibe con capacidad para abastecer de manera más lógica a unos y otros es el proyecto en marcha del área de Obras y Servicios de nuestro Ayuntamiento.

Mientras tanto, en tanto se ponen de acuerdo las partes que gestionan  el agua potable que nos llega desde el cielo, cuidar su consumo y evitar el despilfarro es algo que nos compete exclusiva y directamente a nosotros, que debíamos concienciarnos, los que no lo estén, naturalmente, de que nos estamos jugando el futuro. Conviene plantearnos actitudes más solidarias e incluso pedagógicas para los más pequeños, a los que debemos convencerlos del valor real que tiene el agua para la vida de las personas. Mientras que nos mantengamos alejados de esta realidad perderemos grandes oportunidades de mejorar como seres humanos, mostrando nuestro lado más oscuro e insolidario.