viernes, 9 de febrero de 2018

CONDUCTORES MENOS RESPONSABLES





El mal tiempo ha vuelto a lo largo de la semana que despedimos a ser protagonista a lo largo y ancho del país, con presencia de la temida nieve y el hielo y, por tanto, obligando a cortes de carreteras, uso de cadenas o como mínimo neumáticos de invierno. Afortunadamente, la crisis de hace unas semanas que vivieron los usuarios encerrados en la trampa de la AP-6 no se producido y no porque las nevadas hayan sido menores y sí porque de todo se aprende y la Dirección General de Tráfico no quería por nada del mundo verse de nuevo denunciada por los conductores y cuestionada su entrega para solventar esa situación. De hecho, la información que se ha dado esta semana ha sido calificada por muchos conductores de exagerada y tampoco se ha podido justificar técnicamente el cierre de algunas carreteras y el uso obligatorio de las cadenas. Todo indica que la demanda de control que necesitaba esta generalizada nevada ha sido atendida desde “más vale prevenir que curar”, evitando de esta forma las quejas y denuncias de quienes se pudieran quejar de falta de información. Es cierto y preocupante que se hayan vuelto a ver conductores que no se equiparon a sí mismo y sus vehículos como exigía el temporal, e iniciaron el viaje menospreciando la situación. Tampoco debería de extrañarnos acostumbrados como estamos a asistir a situaciones aberrantes de todo tipo y colores, todas ellas peligrosas para el propio infractor y el resto de usuarios. Unos se lavan los dientes conduciendo, otros que se afeitan, tampoco faltan los que mandan mensajes telefónicos y leen los que les envían, leen los mapas, etc. De hecho, aumentan los conductores que engrosan el paquete de quienes han perdido todas las referencias y que hasta ahora habían permitido el ir y venir de millones de automóviles y que durante un período de tiempo considerable consiguió reducir sensiblemente la cifra de muertes en carretera. Debido precisamente al desmadre que ahora denunciamos, no solo ha aumentado esta cifra, sino que la tendencia que se controla es desgraciadamente al alza.  



Parece claro que la accidentalidad que acumulamos a lo largo del año tiene su origen precisamente en las actitudes de los conductores que no han sido capaces de valorar el uso de los vehículos como deberían, lo que permite situaciones extremas de peligro. De entre éstas, las distracciones debidas al uso del móvil y el resto del equipamiento del vehículo, los excesos en general, falta de mantenimiento del automóvil, conducción agresiva… Desde luego lo que debemos erradicar es la idea de que los accidentes se producen porque los implicados tenían su día, que es una frase que entendemos encierra un conformismo injustificado y asumirlo como algo inevitable. Las causas de los accidentes, de todos, se pueden razonar y las conclusiones son radicalmente diferentes teniendo en cuenta, por ejemplo, el aumento del consumo de drogas mientras se conduce. Si les preguntamos a los técnicos especializados en accidentalidad veremos que incluso aquellos en los que la técnica del vehículo no estuvo a la altura de las circunstancias, antes hubo una negativa al arreglo o una despreocupación por revisar el coche, que nos venía avisando de que se estaba gestando una importante avería. Las consecuencias, por tanto, eran previsibles y también se dan generalmente en los neumáticos, en donde vemos que algunos usuarios preocupantemente no le dedican atención a un elemento tan importante y que tan trascendental papel juega en la estabilidad del vehículo. Y atención porque no siempre vale la excusa de que los tiempos que corren no son los mejores para invertir en la mejora del coche, porque lo que nos va en el envite es nuestra vida y la de los demás. Y eso, lo miremos por donde lo miremos, sencillamente no tiene precio.