viernes, 16 de febrero de 2018

RECHAZO GENERALIZADO A LA BICICLETA

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Para el comentario de hoy será fundamental la presencia de dos figuras imprescindibles; una, la policía local; la otra, los usuarios de la bicicleta que normalmente no aceptan la limitación de uso en las calles del centro o centro comercial o peatonales, como quieran llamarlas. En el primero de los casos, aceptamos que no es posible disponer de un policía pendiente de los abusos o excesos de la ciudadanía en general y de algunos en particular; en el segundo, la solución al problema que planteamos exige la concienciación de los usuarios de este tipo de vehículos, recordándoles precisamente que son vehículos y que, por tanto, están obligados sus conductores a atender y a respetar las señales de tráfico. Dentro de las ciudades, las bicicletas pueden circular por el carril bici, si lo hubiera, o por la calzada junto al resto de transportes mecanizados. En caso de que no puedan hacerlo por estas vías y se vean obligados a circular por las aceras o calles específicamente prohibidas, como es el caso de las calles comerciales señalizadas en nuestra ciudad, estarán  obligados a convertirse en peatones, es decir, a bajar de la bicicleta y empujarla. Por cierto, los ayuntamientos que no acabaron de definir el sí o el no de las bicicletas por las aceras han ido perdiendo ante los tribunales todas las denuncias presentadas por los afectados.

Esto es lo que dice el Código y lo que debemos aceptar los protagonistas de un enfrentamiento que viene de lejos y que, de no poner remedio oficial que lo controle, seguirá siendo un problema de envergadura adornado por un alto nivel de peligrosidad. En nuestro caso, si se prohibió en su día el uso de estos vehículos a los menores de 16 años que no llevaran casco, si se dejó claro que las direcciones prohibidas debían respetarse y se dijo que aquéllas que circularan de noche debían disponer del equipo óptico obligatorio específico para ellas, ¿por qué todo sigue  como estaba, es decir, por qué la respuesta ha sido testimonial y la realidad es que no se respeta lo establecido? Ya hemos dicho que no es posible contar con un policía local permanente que vigile a quienes delinquen, pero al menos que, aunque fuera solo de vez en cuando, dediquen algo de sus cientos de obligaciones al control de quienes campan a sus anchas de día y de noche por donde les viene gana: aceras, pasos de peatones, sentido contrario a la marcha, calles peatonales…

A todo esto, naturalmente, el que las bicicletas no estén dando los problemas habituales estos días y se vean menos por las calles no se debe a que hayan sus propietarios aceptado las imposiciones adoptadas por el Ayuntamiento, sino a que el tiempo, frío y lluvioso, les obliga a estar descansando hasta la llegada del buen tiempo. De hecho, si no se activa el control propio que exige su vigilancia, que a nadie le extrañe que todo vuelva a ser como siempre, o sea, que andar por las aceras o por las calles peatonales sea una peligrosa odisea. Y no digamos nada del abuso que hacen algunos en relación con el poco o nulo respeto que muestran de las direcciones prohibidas y obligatorias, situación que genera un peligro real del que hasta ahora nadie se ha hecho responsable. Como nos dicen los comerciantes en general, y especialmente los que perciben con más realidad el abuso que se hace de las calles comerciales del centro, es lo que les faltaba para que sus negocios no salgan adelante. En realidad, creemos nosotros, se trataría solo de distribuir mejor los esfuerzos y de dar prioridad a lo que realmente necesita de control para evitar los excesos, que, recordemos, todos los que hemos reflejado en este comentario son muy peligrosos.