lunes, 2 de abril de 2018

SEMANA SANTA ABRE LAS PUERTAS DE LA ROMERÍA

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Finalizada la semana santa y a la espera de las valoraciones que deberán hacerse por las partes implicadas en su organización y desarrollo, lo primero que se nos ocurre es felicitar de todo corazón a las personas que lo han hecho posible  por el gran esfuerzo realizado a lo largo de la semana. Sabemos que serán pocos, colectivos, asociaciones y personas de a pie, los que les mostrarán su agradecimiento, pero no les importa. Ellas y ellos, acostumbrados como están a situaciones parecidas acumuladas a lo largo de los años, se mirarán a sí mismos y a los que les acompañan a lo largo del año en busca del apoyo que tanto necesitan. Es en su mirada en donde hallan la paz que demanda esfuerzo tan extraordinario y en donde encontrarán fuerzas, el año próximo, para volver a repetir la experiencia maravillosa que supone pasear por nuestras calles a sus patronos. La meteorología, el gran enemigo de sus proyectos, acabó echándoles una mano y les libró del desasosiego propio del sí o el no y todos los procesionamientos salieron a la calle en busca del calor de quienes los esperaban ansiosos del reencuentro. A lo largo de la semana la intensidad de sus más íntimos sentimientos estuvieron  a flor de piel entre los cofrades, que se vieron ampliamente recompensados por el lucimiento de sus pasos, que en todo momento se vieron arropados por las cientos de personas que abarrotaban los recorridos previstos en el programa oficial.

A partir de ahora se inicia el recorrido que nos llevará hasta los pies de la patrona, la Virgen de la Cabeza. De por medio, infinidad de convocatorias con también multitud de motivos ligados a la celebración mariana más importante que se vive entre nosotros y no menos para el resto de personas que la comparten en el cerro de la Cabeza. El trabajo desarrollado hasta ahora ha sido tan importante como fundamental para que la mayoría de los canales que demanda la celebración estén controlados y terminados, a falta de que el próximo día 21, en el teatro Principal, nuestro alcalde proclame la buena nueva de que estamos en romería. La seguridad de los romeros y peregrinos, en manos de las fuerzas del orden, ya ha sido distribuida de forma que las responsabilidades estén perfectamente delimitadas en apartado tan fundamental para que, como todos los años, la gran fiesta acabe sin alteraciones importantes de las que debamos arrepentirnos o quejarnos. Por supuesto, en nuestras manos recae la parte más importante de este encuentro mariano, ya que, dependiendo de nuestro  comportamiento a lo largo de la visita al santuario, así valoraremos el día después. Ojalá en esta ocasión no se nos olvide que debemos ser ejemplo para quienes vienen a visitarnos y vivir nuestra celebración, y no solo de devoción y amor por la patrona, que también, sino por cómo cuidar el entorno, cómo invitarles a que depositen las sobras de su paso por el entorno del santuario en los lugares previstos por la organización; en definitiva, mostrar nuestra mejor cara a quienes es muy probable sea la primera vez que vienen a vivir la romería.


La semana santa nos ha abierto las puertas de la basílica-santuario y a partir de ahora se inicia una intensa entrega contra reloj para tenerlo todo a punto, desde la carreta a la tienda de campaña o la caravana, y no digamos nada de los alojamientos, que estos días se quedan sin camas para contentar a tanta demanda. Tiempo tendremos de entrar en detalles y de desmenuzar los programas que nos vayan llegando; ahora se trataba de despedir a las buenas gentes de nuestra semana de pasión y de dar la bienvenida a quienes nos citan para el último domingo de este mes.