Despedimos el mes de mayo de
2018. Por supuesto, las valoraciones que hagamos de cómo nos ha ido estarán
ligadas a lo personal, a lo más íntimo, por lo que a nosotros nos corresponde
exclusivamente recorrer los días transcurridos y ligarlos a los acontecimientos
que hemos compartido, en mayor o menor medida, con todos ustedes. En general,
los meses discurren como se espera de ellos, es decir, con altibajos
soportables, sin estridencias y repleto de acontecimientos. En este caso,
especialmente familiares, ya que el que más y el que menos habrá vivido una
comunión o una boda por dentro, o sea, como invitado, y nos podía contar y no
parar. Aún quedan acontecimientos de este tipo, pero afortunadamente muchos
menos de los que ha soportado el pasado mes, que han sido cientos y, como
decíamos hace unos días, han determinado que los que queríamos compartir un
almuerzo o una cena con amigos o familiares no nos fuera posible sencillamente
porque no había lugar en donde hacerlo. Ha sido tal la demanda, tal el aluvión
de personas que se han dado cita con la excusa de apoyar a los comulgantes o a
los novios, que ha sido muy difícil encontrar una mesa que fuera bien atendida.
Y que conste que fuera tampoco, porque lo de celebrar las comuniones es un
fenómeno social ampliamente compartido aquí y en el resto del mundo. De hecho,
si no fuera porque exigen un desembolso económico importante, lo de unirse a
una fiesta familiar y compartir la alegría del celebrante y sus padres no
tendría mayor trascendencia. El problema se presenta cuando tus amistades son
muchas y tu familia también, porque entonces las invitaciones te llegan por
todos lados y el esfuerzo se convierte casi en odisea.
En clave política, en mayo se
presentaró la liquidación de las cuentas del Ayuntamiento y fueron aprobadas
por la mayoría del equipo de gobierno. El pleno en el que se dieron a conocer,
del que se esperaba algo más de la oposición, resultó ser de guante blanco.
Debe ser cosa de que las cuentas cada vez están más claras, las
responsabilidades también y que los opositores han entendido que lo que digan
en el pleno no tiene la repercusión social que ellos necesitan para convencer a
los ciudadanos de que lo están haciendo mal. Pensar en que andan desganados a
las puertas de una cita electoral como las autonómicas y las municipales, no
nos convence de ninguna de las maneras. Si acaso, que están a la espera de
mejores oportunidades desde las que exigir responsabilidades al equipo de
gobierno, cosa que entenderíamos.
Destacar también en el adiós a mayo, la
ocasión excepcional que hemos tenido y compartido de conocer el trabajo que los
bomberos en general y los nuestros en particular desarrollan atendiendo a los
accidentes de tráfico, cita que ha resultado muy productiva para los
intervinientes y los espectadores, que a partir de ahora estamos seguros valorarán más y mejor la labor de estos
profesionales. Mayo también ha sido el mes en el que la plataforma del río
Guadalquivir ha vuelto a demandar lo que por otra parte se les prometió, es
decir, que no exigen nada que no se afirmara públicamente que se ejecutaría,
como es el caso del nuevo dragado del río. Con un mes de retraso, porque debió
ser abril, han finalizado prácticamente las obras de la avenida plaza de Toros,
que, a decir de sus moradores, ha quedado coqueta, muy despejada y con los
accesos a las viviendas mucho más seguros. Del resto de noticias, destacar la
brillantez con la que se desarrolló la festividad de san Eufrasio, demostrando
un año más la importancia que la ciudad le da al encuentro anual con el santo
varón.