Hoy compartimos el día europeo de la prevención contra
el cáncer de piel. Teniendo en cuenta lo que en general nos gusta tomar el sol,
que invertimos mucho tiempo y dinero en conseguir algo de calorcito en la piel,
si nos detenemos unos instantes a documentarnos sobre esta enfermedad no
creemos que debamos rechazarlo. Al contrario, deberíamos no solo aprender a
tomar el sol, sino a compartir esta preocupación con quienes tenemos más cerca,
especial atención para con los niños, que son los únicos que no tienen
capacidad intelectual para entender esta realidad cuando disfrutan en la playa
o las piscinas. Lo primero que se nos ocurre es compartir con ustedes que el
cáncer de piel es uno de los que más fácilmente pueden evitarse tomando unas
precauciones básicas. La más importante es la protección, para lo que
encontramos en el mercado infinidad de cremas y aceites que nos alivian de las
consecuencias negativas que se derivan de los excesos. El hecho, por otra parte, de que sus
signos pueden detectarse en una fase muy temprana, alivia la preocupación de
los enfermos al tiempo que permite que la medicación que se le administra dé
resultados positivos en poco tiempo. Repetimos que el factor de riesgo es la
exposición excesiva a los rayos UV o rayos del sol. Dicho esto, los datos que
nos aconsejan los especialistas para la prevención de este tipo de cáncer es
que no nos pongamos ante el sol entre las 12 y las 16 horas en verano, que el
tiempo de exposición nunca sea largo, que nos apliquemos cremas solares de alto
factor de protección, que usemos gafas de sol, sombrillas y ropa para evitar
sus rayos, beber agua con frecuencia para hidratarnos, moderar o evitar las
sesiones de solarium y acudir al dermatólogo ante cualquier signo que nos
preocupe. Más concretamente, lo que debemos vigilar con interés es si las
marcas que tenemos en nuestra piel cambian de color, tamaño o forma, si son
asimétricas o tienen bordes irregulares y su tamaño supera los seis milímetros.
Además, si tienen tacto áspero o escamoso, varios colores, pican, sangran,
tienen una superficie brillante o que parecen una herida que no cicatriza.
Naturalmente, el desconocimiento que tenemos de esta
enfermedad no nos permite ir más lejos en los consejos, por lo que hemos
compartido con ustedes los genéricos o más habituales. Sin embargo, sí que lo
hemos elegido convencidos de que el aumento de este tipo de cáncer debe ser una
alerta fundamental para evitar su crecimiento. Así, si hoy es el día europeo de
la prevención contra el cáncer de piel lo normal es que nos apliquemos en su
conocimiento, en saber de sus consecuencias y, sobre todo, de cómo se pueden
evitar. Los dermatólogos vienen trabajando incansablemente en hacernos llegar
la importancia que tiene saber tomar el sol, de equiparnos adecuadamente cuando
nos exponemos a él y de compartir esta preocupación con cuantas más personas
mejor. Los menores, como decíamos al principio, son objetivo principal de los
especialistas porque su piel es mucho más débil que la de los adultos y porque
no son conscientes del riesgo que corren cuando se exponen al sol. Los mayores
deben cuidar con especial cuidado que siempre que los niños acudan a lugares en
los que el astro rey les puede dañar, les deben cubrir la piel expuesta con las
cremas o aceites adecuados, y siempre con factor mínimo de protección del 50.
Dicho todo esto, que ustedes disfruten de sol con libertad, pero con mucha
cautela.