viernes, 15 de junio de 2018

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El mes de mayo pasado era el que, según el consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, vino a decirnos que se iniciarían los trabajos de recuperación de parte de la carretera A-311. Marcaron los tramos en peor estado con pintura amarilla, se difundió la noticia a bombo y platillo y luego vemos que no ha sido así, que las tareas de puesta a punto han dejado paso a una pérdida de la esperanza de todos los usuarios que la recorren a diario. Es más, ni  siquiera han sido capaces de dotar a esta vía de un peso controlado y evitar de esta forma que sean cientos los vehículos de gran tonelaje que la utilicen como atajo entre la capital y la nacional IV que discurre por nuestro término municipal. Repetimos: no han sido capaces de acotar esta carretera de forma que los miles de vehículos que discurren por ella, que lo hacen sobre un asfaltado casi inexistente, que está hundida en muchos tramos y que actualmente es la vía de comunicación del tipo secundario que más vehículos soporta a diario en la provincia, de eliminar el paso del transporte pesado. Y no por capricho y sí por evitar el evidente peligro que genera su presencia en una carretera estrecha, mal señalizada, con firme muy irregular y que se hunde por días. Si no atienden demanda tan justificada, si no entienden que se trata exclusivamente de generar seguridad en los conductores, algo va mal en la Administración autonómica, o al menos en las personas que la representan en nuestra provincia. Desde luego, nosotros no cejaremos en nuestro empeño y seguiremos el tiempo que sea necesario reclamando su mejora. Finalmente, lo que nos interesa no es otra cosa que quienes la usan lo hagan con mejores niveles de seguridad, si es que ello es posible, porque ya hemos dicho que esta vía, por sí misma, por su pésimo estado, la irregularidad de su trazado y su señalización, merece una mejor atención administrativa.

Las obras anunciadas y de las que les dimos cumplida cuenta, sencillamente no se han iniciado. Si a alguien se le ocurre calificarnos como de inquietos y exigentes, a las pruebas nos remitimos. Y si la suma de los accidentes contabilizados les parece a algunos administradores pocos, que sumen bien y que le hagan un seguimiento exhaustivo a los conductores que la recorren, porque es solo por su cuidado, por la prudencia con la que la  cruzan, lo que por el momento nos permite respirar con algo de tranquilidad. Sin embargo, de ninguna forma aceptamos la dejadez endémica que, en general, se tiene de la red provincial de carreteras, que, si le añadimos la nula respuesta del Estado para con las de su responsabilidad, si afirmamos que nos tienen abandonados nos parece justificado. En nuestro caso, aunque hemos dedicado nuestra vida al periodismo y acumulado años de experiencia suficientes como para no sorprendernos de las actitudes de algunos políticos, en este caso les confesamos que hemos sido defraudados por quienes menos esperábamos. Si sabemos que la carretera A-311 es la que más paso de vehículos soporta al día, la que carece de lo más elemental para permitir con seguridad esa masiva circulación, que todo un consejero de la Junta venga a decirnos que ha llegado el momento de tenerla en cuenta, de que sea atendida aunque en lo mínimo y empezar los trabajos que la conviertan en autovía, qué quieren que les digamos, que caímos en la trampa como inseguros molzabetes. Si es verdad que de todo se aprende, les aseguramos que no nos volverán a coger con los brazos cruzados a partir de ahora. Y si alguien lo entiende como una declaración formal de guerra, que sepa que no anda descaminado.