martes, 19 de junio de 2018

¿LA JUSTICIA ES IGUAL PARA TODOS?

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El encarcelamiento del exduque de Palma, el señor Urdangarín, ha dejado aparcada la actualidad nacional. Si acaso, el que el Gobierno ande buscando apoyos para desmantelar el Valle de los Caídos tal y como lo contemplamos ahora, ha difuminado mínimamente lo que se ha calificado como de notición. Y se entiende, ya que eso de que entre en la cárcel un miembro de la familia real, concretamente yerno del rey emérito y cuñado del actual, no ocurre todos los días. Nosotros mismos, aunque es algo que nos queda muy lejos, nos vemos obligados a participar con nuestro comentario si no queremos perder el tren de la actualidad. Que no estemos a la altura de las circunstancias o al menos no al nivel de los articulistas habituales en los grandes medios de comunicación, ya sean radio, prensa, internet o televisión, tampoco nos preocupa en exceso. Somos responsables de lo que escribimos, de los que afirmamos y de lo que denunciamos, y el asunto del exduque lo conocemos como para atrevernos a opinar sin ataduras ni óbices suficientes como para quitarnos de la cabeza la idea de plantearles a ustedes nuestras cábalas. Lo primero que conviene decirles es que este hombre, condenado por haber utilizado su cargo para medrar en los gobiernos autonómicos, principalmente en Valencia y Baleares, en ningún momento tuvo escrúpulos para pedir colocando al frente de su petición a la Casa Real. Es más, hasta se llegó a especular sobre que el rey ahora emérito usó sus privilegios para conseguirle las propuestas de ayuda económica que él demandaba. Naturalmente, de este importantísimo detalle no se sabe nada y en su momento se corrió un tupido velo que evitó la imputación, si es que la hubo, de personaje tan importante. Dicho esto, entendemos que los dirigentes políticos a los que visitó y pidió dinero para supuestamente organizar eventos deportivos y textos especializados por los que cobraba hasta trescientos mil euros y que luego resultaron ser copiados de internet, cedieran inmediatamente a sus peticiones. Así lo dijo en su día Jaime Mata, por entonces presidente de Baleares, cuando fue preguntado por el programa “Salvados”, en donde dijo que cómo negarle nada menos que al yerno del rey el dinero que pedía. Y se entiende. Lo mismo le ocurrió en Valencia y el entonces presidente de la Generalitat, el señor Camps, no puso obstáculo alguno para la concesión de una importante suma.

Así, sumados lo que a todas luces son flagrantes delitos, el resultado ha sido la condena de poco más de cuatro años que le han caído y de los que ayer comenzaba a cumplir. De acuerdo con las noticias que hemos conocido con respecto a cómo le irá la vida en la cárcel de Brieva, en Ávila, parece que no será lo dura que muchos españoles desean. Algunos partidos políticos, como ha sido el caso de Podemos, ya han dicho que dispondrá de todo tipo de beneficios y que la laxitud con la que habitará su celda y usará las instalaciones del centro penitenciario serán claramente diferentes a las del resto de presidiarios. Por supuesto, Instituciones Penitenciarias y el propio centro ya han desmentido que así sea, aunque nadie lo crea y, sin embargo, la realidad más compartida es que dispondrá de beneficios penitenciarios mucho antes que cualquier otro recluso y que ni siquiera cumplirá los plazos previstos para obtener la libertad condicional o cualquier otra mejora. Y no podía ser de otra manera teniendo en cuenta cómo somos en general y la facilidad con la que llegamos a conclusiones fulminantes. Así, de poco servirá que nosotros defendamos o culpemos a quien ya lo ha sido por un tribunal de justicia, que es quien está autorizado para ello. Lo que sí haremos es velar armas mientras esperamos acontecimientos para, en su momento, volver a la carga si es que el asunto lo merece.