Corren malos tiempos para la lírica y más
concretamente para las cosas del Guadalquivir a su paso por nuestro término
municipal, que se mantiene sin padres que lo amen y cuiden sin limitaciones. Y
es que la nueva subdelegada del Gobierno de la nación en la provincia, en su
visita a nuestra ciudad esta semana, nos ha dejado con más dudas de las que
teníamos antes de su estancia. ¡Y eso que ya nos habían vapuleado lo suficiente
como para convencernos que no podían ir las cosas a peor! Recordemos que por
parte del anterior Gobierno más bien no se nos hizo ni repajolero caso a las
diferentes reclamaciones, manifestaciones y actos de denuncia protagonizados
por los integrantes de la plataforma del río. Alguna que otra actuación
discreta y mucha, muchísima, demagogia alrededor de un tema de gran trascendencia
para la seguridad de algunos paisanos, especialmente los residentes en los
poblados que el río encuentra a su paso y en las zonas de Andújar próximas a su
cauce. A todo esto, después de soportar todo tipo de vejaciones por parte de
los diferentes políticos llegados hasta nosotros anunciando soluciones
inmediatas y comprobar posteriormente que solo se trataba de mentiras sobre
mentiras, de soportar a una subdelegada del Gobierno que vino a decirnos que
las obras a realizar llegarían “hasta allí” sin molestarse en decirnos qué
metros suponían en total a reparar, de comprobar que no se ha actuado en los
diferentes arroyos que circundan nuestro término municipal (que están
preparados para proporcionarnos un buen susto
cuando menos lo esperemos), viene hasta nosotros la esperanza en forma
de representante máximo en la provincia del Gobierno central, también mujer, y,
suponemos que atendiendo estrictamente las líneas que previamente le habían
marcado los representantes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir,
que recordemos que siguen siendo los mismos de toda la vida, nos dice que
incluso la opinión de los técnicos del CEDEX, que lo de la presa de Marmolejo,
que se ha comprobado una mil veces que es la culpable directa de todos los
males que nos aquejan por las diferentes inundaciones que hemos sufrido, está
por ver, que la cosa no está del todo clara y que, en el hipotético caso de que
fuera derruida, no se solucionarían los problemas de las riadas. ¡Toma ya!
Menos mal que el señor Huertas, alcalde de la ciudad,
del mismo partido que la subdelegada, como no podía ser de otra forma, estuvo a
la altura del momento y no permitió que el mensaje de su compañera pasara
desapercibido y dejó constancia de que la preocupación del Ayuntamiento por
este asunto se mantendrá en el tiempo mientras que las diferentes Administraciones
pasen por este asunto de puntillas. Así, la Corporación seguirá exigiendo las actuaciones
necesarias que eviten las consecuencias que pudieran derivarse de las subidas
del nivel del agua, de las que, por cierto, tenemos suficientes datos para dar
y tomar. Y si no, que se lo digan a los afectados, que aún mantienen en los
juzgados su demanda de pago por la última inundación sufrida. ¡Y qué cosas!, de
este tema no se habló, nadie ha dicho este problema es mío. Sin embargo, la
realidad es que las personas que
perdieron sus propiedades y que tuvieron que adelantar el dinero para
recuperarlas, siguen sin ser atendidas como su caso merece. Es más, la
Administración y la concesionaria de la presa, Endesa, han hecho oídos sordos a
sus justas demandas y de ahí que se hayan visto obligadas a reclamar a través
de la vía judicial, y todos sabemos que esta elección representa una onerosa
aportación económica de la que precisamente no andan sobrados. Repetimos:
corren malos tiempos para la solución del río. Es más, nos tememos lo peor.