lunes, 8 de octubre de 2018

DEMASIADA OSADÍA PARA TANTO DESCONOCIMIENTO

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La visita que hizo a la ciudad la semana pasada la subdelegada del Gobierno, invitada por su partido para explicar su tarea a los militantes, confirma la preocupación que mostraron en público los representantes de la plataforma del Guadalquivir en su primera visita. Si entonces mostró un preocupante desconocimiento sobre el tema de las inundaciones, ahora ha ido un poco más lejos y, sin más, se ha tirado al río con todas las consecuencias. Y es que a lo que nos dijo sobre la presa de Marmolejo entonces ahora le ha añadido una coletilla que ha sido la que ha acabado descolocando al personal, que se ha llevado las manos a la cabeza ante tanta osadía y no menos insensatez. Se entiende que, siendo una desconocedora profunda del asunto del río y las inundaciones que ha sufrido la ciudad, y las que estén por venir, en esta ocasión ha ido un poco más lejos y ha menospreciado las conclusiones a las que llegaron los técnicos del CEDEX. Por lo que nosotros hemos aprendido con los años y los correspondientes bofetones que hemos recibido por algunos excesos, una posición neutra, mesura y control de lo que se diga y cuidar con detalle y sensibilidad las consecuencias que puedan desprenderse de nuestras palabras, hubiera sido lo adecuado para momento tan crítico en el que se encuentra el tema del río. A no ser, por supuesto, que la señora subdelegada, que está en el cargo desde solo hace unas semanas, lo primero que haya hecho desde su llegada haya sido conocer en profundidad los problemas de las riadas, la importancia de los estorbos que el agua encuentra en el camino, los diferentes protagonistas de este nefasta historia y haya llegado a una conclusión tan determinante como frívola. Esto o bien que su conocimiento sobre este asunto lo haya obtenido exclusivamente de  la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que, de ser así, entenderíamos su juicio. De sobra es conocida la opinión de los técnicos, las de sus directivos y el historial de desencuentros a los que hemos asistido a lo largo de los años como para no intuir que los juicios de valor que hemos escuchado no estén intoxicados por quienes siempre han observado el tema río Guadalquivir-Andújar como una patata caliente que les ha quemado las manos en varias ocasiones.

De nuestra cosecha y por si la subdelegada tiene a bien leerlos o escucharnos, o si alguna alma caritativa le hace llegar este comentario, que sepa que no estamos de acuerdo con sus opiniones, que nos parecen injustas y que, antes, debió interesarse por las personas que desde hace cuarenta años llevan sufriendo no solo las inundaciones de sus tierras y sus propiedades, sino que esperan desde hace años el pago de las indemnizaciones sin que nadie desde las Administraciones ni desde la eléctrica les hayan respondido como merecen; que Andújar ha perdido por completo sus huertas, que los terrenos en donde se cultivaban las mejores verduras, hortalizas y frutas de la comarca han desaparecido en favor de la consolidación de un lodazal en donde no es posible plantar nada; que el miedo a las riadas  es real porque muchos vecinos y algunos empresarios del polígono cercano han visto cómo el agua entraba en sus propiedades llevándoselo todo; que se mantienen los mismos defectos causantes de los sucesivos destrozos y, de entre ellos, la famosa presa, y, finalmente, que la próxima vez que tenga a bien visitarnos temple sus palabras, atempere sus conclusiones y venga con la lección aprendida. Es decir, que la estudie como exige asunto tan importante. De no ser así, lo mejor es que no venga. ¿Para qué? Sus conclusiones son las mismas que la de los anteriores subdelegados y ellos ya hicieron bastante daño a la ciudad como para repetir la historia. Lo dicho, mejor lo dejamos.