Cuando por fin deciden atender las reclamaciones de
los usuarios, que eran miles; cuando deciden intervenir en la A-311 y controlar
el tráfico de vehículos pesados, comprobamos que se ha decidido sin estudio
previo, sin contar con las necesidades reales de los usuarios en general y de
los transportistas en particular, especialmente los que se ven obligados a
entrar y salir a Lahiguera, Fuerte del Rey, Arjona, Arjonilla o Porcuna porque
las necesidades del trabajo lo exijan o simplemente porque el domicilio social
de la empresa esté radicado en alguna de ellas. En realidad, se trata de una
situación elemental que debió tenerse en cuenta en algo tan simple como es la
ubicación de las señales que, a la entrada y la salida de esta vía, informan de
la limitación del peso de los vehículos a un máximo de diecinueve toneladas.
Como entenderán ustedes, el caos ha reinado entre algunos usuarios de esta
carretera, aunque han sido los camioneros los que lo han tenido peor, ya que
incluso se han llevado una denuncia de Tráfico sin que antes se abriera el
habitual plazo de información al que estamos acostumbrados. Lo que les contamos
y montarse la marimorena todo ha sido una. Y con toda razón, desde luego. No
obstante, por lo que nosotros sabemos, la sangre no llegará al río y la
decisión que tomarán de manera inmediata en la Delegación de Fomento de la
provincia es la de retirar las señales y recolocarlas una vez la vía haya sido
arreglada, porque recuerden que está pendiente de una inversión de un millón de
euros que suavizará los actuales defectos y aumentará los niveles de seguridad
que ahora no tiene.
Una vía que comunica la capital con la autovía de
Andalucía a la altura del kilómetro 323, que a su vez une las ciudades de
Fuerte del Rey y Lahiguera, y, en un punto concreto de su recorrido, las de
Arjona, Arjonilla, Porcuna y Pilar de Moya, que entronca con la A-321, que nace
y muere en la provincia, que soporta miles de vehículos diariamente y que es un
punto negro en sí misma, que se mantenga en tan pésimo estado tantos años no es
posible justificar tal despropósito. A todo esto, con agravio comparativo
incluido, puesto que se decidió actuar en el tramo que une la capital con
Fuerte del Rey mientras que el resto se abandonó sin más. Nuestro Ayuntamiento,
al que debemos reconocerle que ha estado muy pendiente de la evolución de esta
pequeña crisis y en constante comunicación con los medios, que viene
insistiendo a través de su alcalde en la justificada y urgente necesidad de
convertirla en autovía, nos ha informado de la decisión que les acabamos de
comentar y que, aunque sea momentáneamente, mantendrá la circulación tal como
la conocemos. En principio, tranquilidad circunstancial entre quienes se veían
más perjudicados por la decisión, aunque denunciamos la falta de empatía que
algunos funcionarios de Carreteras han mostrado con quienes han demandado
información sobre las señales que les impedían el paso. Y es que no se entiende
que se aconseje al camionero que pide soluciones de cómo dirigirse a Arjona,
por ejemplo, se le informe que la idónea es la carretera de Marmolejo, porque
muestra un profundo y preocupante desconocimiento de nuestra red vial y muy
especialmente de una carretera que está en pésimo y peligroso estado, estrecha
por demás, casi sin señalización e incapaz de soportar el peso de un camión de
gran tonelaje. Y si quien desarrolla su labor profesional en el campo de las
comunicaciones por carretera no las conoce, oigan, preocupados nos deja.