Mientras los emigrantes siguen llegando a nuestras
costas en pateras o saltándose las vallas de Melilla y de Ceuta, mientras los
mayores reclaman en las calles de todo el país unas pensiones dignas, mientras
los nuestros, los de la plataforma del río Guadalquivir, siguen esperando que alguien les abone la
deuda adquirida como consecuencia de la última riada, mientras el Gobierno no
acaba de definir sus políticas y asentar definitivamente a sus ministros,
mientras la presidenta de la Junta de Andalucía se ha hecho rogar antes de
convocar elecciones para el 2 de diciembre, aparece en el panorama político
VOX, una organización que está muy a la derecha de todos y que el pasado
domingo reunió en Madrid a nada menos que diez mil personas, que son los
militantes que tiene. Y no tendría mayor
trascendencia si no fuera porque, entre otras exigencias, pide al Gobierno la
derogación de las Leyes de Violencia de Género y de la Memoria Histórica, la
deportación inmediata de los emigrantes en situación irregular, la
ilegalización de los partidos políticos que exijan la independencia y apoyen a
grupos terroristas, la desaparición de las autonomías… En realidad, la
ultraderecha gana adeptos y aumenta sus apoyos entre la ciudadanía en toda
Europa, fenómeno social que, dicen los especialistas, responde a la ausencia de
la pedagogía institucional que demanda el fenómeno migratorio y la falta de
empleo, puesto que los ciudadanos unen el desembarco de extranjeros a sus
naciones como la causa directa de la escasez de puestos de trabajo y de
prestaciones sociales. Paralelamente, como estos partidos tienen un corte
nacionalista muy consolidado (y en Cataluña tenemos en buen ejemplo), erradicar
las libertades de la ciudadanía es un objetivo inmediato porque sus dirigentes
están convencidos de que solo ellos están capacitados para interpretar y
enderezar el mundo el que nos desenvolvemos. La mujer, por ejemplo, deja de ser
importante para este partido desde el primer minuto y pierde prácticamente
todos sus derechos. Como hemos dicho, pide al Gobierno la inmediata derogación
de la Ley de Violencia de Género y la eliminación del feminismo como forma de
sustentar las políticas creadas para ellas exclusivamente. Eso sí, la evolución
de este tipo de partidos y los postulados que proponen están aún en el aire,
pero el hecho de que entre los diez mil asistentes a la presentación en Madrid
de sus líneas de trabajo atrajeran a una mayoría importante de jóvenes, genera
preocupación entre los representantes del resto de partidos y no menos entre la
población.
Por cierto, que como nos acercamos a las elecciones
autonómicas y municipales a pasos agigantados, muchas son las organizaciones
que se han puesto a trabajar en busca de los votos que les aúpen a puestos de
mando. Las fórmulas de aproximación a la ciudadanía han cambiado
significativamente, pero se mantienen las de siempre, es decir, tomar nota de
la quejas vecinales para incluirlas en sus programas de gobierno para luego, en
la práctica, dejarlas aparcadas hasta la siguiente convocatoria. De otra forma,
Andújar no sería la que es y no tendría el futuro que conocemos. A partir de
ahora se inicia la cuenta atrás de la llegada masiva de militantes de partidos
políticos con la intención de convencernos de sus planteamientos. Algunos de
sobra conocidos, otros en busca de un sitio idóneo donde dejar la caña y pescar
a los más desengañados, que no son pocos. Sus representantes no ha hecho nada
por la ciudad, eso lo sabemos, pero no faltarán los que les apoyen por
diferentes motivos. No obstante, como de todo ello hablaremos en el desglose
lógico que debemos hacer de la actualidad que nos interesa, a la vuelta del
puente del Pilar seguro que dispondremos de más datos que compartir con
ustedes.