La Pedagogía, tal como la define el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua, “es la ciencia que estudia la metodología y las
técnicas que se aplican a la enseñanza y la educación” y “la práctica educativa
o método de enseñanza en un terreno determinado”, es decir, que como la
ciudadanía necesita, necesitamos, ser considerados como seres inteligentes
capaces de interpretar correctamente la actualidad y de decidir en libertad qué
elegir y no solo cuando nos citan en los colegios electorales para depositar
nuestro voto, si se nos aplicaran los métodos que la Pedagogía utiliza para
llegar a las personas y documentarlas sobre las materias que se les presentan
para su análisis, seguro que algunos de los bocazas que desde los diferentes
partidos políticos intentan asustarnos con que España se hundirá en la miseria
porque gobierna su adversario político, se lo pensarían un par de veces
conscientes de que sus mensajes no calarían como hasta ahora en quienes los
escuchan. No es de recibo que cuando decidimos interesarnos por la actualidad,
por los vaivenes en los que se desenvuelve el país, se nos vengan encima los diferentes puntos de vista
de quienes dicen gestionar nuestro futuro, o sea, los líderes de los diferentes
partidos políticos, y comprobamos que no coincide ninguno. Entre quienes
aseguran que están en el buen camino hacia el compromiso social, atendiendo la
discapacidad y la dependencia, aumentando el sueldo mínimo interprofesional y
ajustando las pensiones al IPC entre otras medidas, los de enfrente se empeñan
en insistir en que España se cae, que las medidas adoptadas por los gobernantes
solo servirán para volver a los malos tiempos. Y ustedes y nosotros justo en
medio, estorbando, incrédulos y cada vez más convencidos de que andamos escasos
de gente preparada para dirigir el país como necesita.
Y es aquí donde debería entrar la Pedagogía
arrasándolo todo, ya que estamos convencidos de que las cosas, las decisiones
que tomen nuestros políticos en nuestro nombre, deben sernos detalladas desde
la coherencia. Sin embargo, como es evidente que esto es lo que menos les
interesa porque entonces entenderíamos en qué sistema se desenvuelven y cuáles
sus intereses reales, no mueven un dedo para su implantación. Comprobado está
que no son pocos los partidos políticos que insisten en que invertir en
educación y cultura no conduce a nada, que cuanto menos sepa el ciudadano
mejor, que los libros son fuente de conocimiento y algunos hasta los carga el
diablo. Mantener la élite en la que suelen estar, observar desde lejos a
quienes reclaman más y mejor modo de vida, trabajo y atención a sus
necesidades, y acudir a arengar a los suyos,
que son los que de verdad les importan y a lo que se dedican, es su
pasión y su modo de mantener el nivel de vida que han conseguido luego de unos
años limpiando los zapatos de sus superiores y asistir a cursos acelerados de
expresión corporal y aprendizaje oral para dirigirse a las masas con el grado
de maestro.
Con todo, y para que lo sepan, la Pedagogía, que se
parece mucho a la Demagogia pero que no lo es en absoluto, es necesario
aplicarla en todo momento, ya sea desde las Administraciones más próximas hasta
las que nos quedan más lejos, porque todas están conectadas entre sí y nosotros
somos los que las mantenemos con nuestros impuestos. Así, no debemos aceptar
una subida de tasas, por ejemplo, sin que antes se nos hayan dado las
explicaciones pertinentes, como tampoco arreglar una calle, quitar o poner un
jardín, renovar las luminarias o, por supuesto, invertir el dinero de todos en
donde no fuimos informados. Comprendemos que esto debe ser difícil para quienes
no son precisamente amigos de dar detalles, de que la ciudadanía sepa qué se
ejecuta en su nombre, y gustan de hacer y deshacer sin pedir permiso, pero esto
es lo que hay. Al hilo de lo que les contamos se está gestando entre nosotros una
asociación ciudadana que precisamente tiene entre sus objetivos el de
informarnos puntualmente qué se hace por la ciudad en la que habitamos y qué
medios se utilizan para resolver los problemas que nos limitan y nos mantienen
estancados a la espera de no sabemos bien qué, pero que nos quita el
sueño.